ECOS - 10.2019

(Dana P.) #1

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Fotos: I. Mancusi

EL ALFABETO DE NUESTRO TIEMPO ECOS 10/2019

La niña tenía, como suele de-
cirse, todo para ser feliz. Sus
padres eran ricos, sus herma-
nos militares y jesuitas, su
mejor amiga la hija del dicta-
dor de la nación. Camila había
nacido en Buenos Aires en 1825; a sus 18, be-
lla, graciosa, apetecida, era el alma de todas
las fiestas de aquella aldea con pretensiones.
Algunos dijeron, después, que había leído
demasiadas novelas; lo cierto es que, en lu-
gar de ennoviarse con cualquier estanciero,
se enamoró de un cura. Él era un jesuita de 19
años, Udislao Gutiérrez, y no pudo sino co-
rresponderla. Se veían en secreto y el peligro
crecía; decidieron la fuga.
No era difícil, en esos días, desaparecer.
Los amantes querían llegar a Río de Janeiro,
pero se quedaron en un pueblo de Corrien-
tes, a mil kilómetros de Buenos Aires. Nadie
los conocía; armaron, en su rancho, una es-
cuelita, que prosperó; dos veces se mudaron
para ampliarla.

apetecido/a
, begehrt
con pretensiones
, mit großen Ansprü-
chen
el estanciero
, Großgrundbesitzer
no pudo sino correspon-
derla
, er konnte ihre Liebe nur
erwidern
prosperar
, florieren
la suya
, (hier) ihre Schuld
la sumisión
, Unterwürfigkeit
ceder
, (hier) nachgeben
el supuesto retoño
, mutmaßlicher
Sprössling
precipitar
, (hier) beschleunigen

Camila O’Gorman Amores


que matan Die Tochter aus gutem Hause


verliebte sich in einen katholischen Pfarrer. Sie verstieß


gegen alle Regeln – und bezahlte teuer dafür.
POR MARTÍN CAPARRÓS AVANZADO

Meses después, un cura de paso los reco-
noció, y ardió el escándalo: los llevaron de
vuelta a Buenos Aires, los juzgaron. Lo más
fácil era cargar las culpas en el cura; Camila
se negó a decir que había sido violada y se
hizo responsable del romance. Voces pedían
sus muertes; entre ellas, muchos opositores
y el padre de Camila. La suya era una ofensa
imperdonable a todos los pilares de aquella
sociedad: la iglesia, la familia, la sumisión de
las mujeres. El tirano, Juan Manuel de Rosas,
no sabía qué hacer; su propia hija le pedía
que salvara a su amiga, pero al final cedió a
los lobos: un amanecer de agosto de 1848 los
amantes fueron fusilados.
Empezó, entonces, la leyenda. Dijeron que
Camila estaba embarazada; no hay pruebas,
pero –lleno de lógica sagrada– el cura al final
le hizo beber agua bendita para bautizar al
supuesto retoño. Dicen, también, que esas
ejecuciones precipitaron la caída de Rosas,
tres años más tarde: la Historia, tantas veces,
se ríe de sus versiones optimistas.

Martín Capa rrós
(Buenos Aires, 1957) es
periodista y novelista.
Sus libros más recien-
tes son Hambre, Todo
por la patria y Postales.
Es columnista habitual
de ECOS.

¿Sabía usted
que...?
Las palabras femeninas
que empiezan con á- o
ha- tónica [betont]
necesitan el artículo
masculino “el”, cuando
el artículo está delante
de la palabra: por
ejemplo, el alma, el
agua, el águila, el
hacha.

LL


C

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