EL L E D E CO R AT I O N MARZO 2O19 45
Apostaron por los hermanos Tom y Ben Addy, de Tor Cons-
truction y Moxon Architect, para rehabilitar el edificio,
y con Russell Sage para encargarse del interiorismo. “Iwan
y Manuela sabían exactamente cómo querían que se sin-
tiera el hotel y lo interpretamos. ¡Queríamos dar la sensa-
ción de que el huésped había heredado su propia mansión
de campo escocesa! Por eso, The Fife Arms no se percibe
como un hotel, sino como una gran casa privada”, nos cuen-
ta Russell Sage. El mayor reto fue “obtener 16.000 objetos
originales para mostrar el pasado de las Highlands. Cada
habitación es diferente y cuenta la historia de una persona,
lugar o evento con vínculos directos a Braemar”, añade.
TRADICIÓN Y ARTE CONTEMPORÁNEO
El resultado es que uno se siente muy cómodo, pero con un
plus de sofisticación. Incluso tienen un tartán propio, dise-
ñado por Araminta Campbell, para los entelados de las pa-
redes, las tapicerías y otros detalles (algunos pensados para
comprar y poder llevarse la sensación de las Highlands).
The Fife Arms cuenta con 45 habitaciones en las que, igual
que en los espacios comunes, el arte tiene una presencia
importante. En el patio, la araña de Louise Bourgeois; en
The Drawing Room, el techo de Zhang Enli; en la escalera,
la lámpara de cristal de Richard Jackson, que interpreta las
cornamentas de ciervo tradicionales de la región...
The Fife Arms propone varios rangos de
habitaciones diferentes, entre ellos, el Artist ’s
Studio (en la foto), un espacio único que
ofrece unas vistas insuperables del entorno.
El exquisito interiorismo del hotel The Fife Arms es obra de
Russell Sage (en la foto), que afima: “estábamos decididos a
respetar la autenticidad de un pabellón de caza victoriano”.
Un lugar de encuentro entre locales y huéspedes. Según Iwan y Manuela Wirth, “si bien
es de esperar que The Fife Arms sea un destino para personas de todo el mundo también
va a ser un lugar muy local, particularmente en el pub The Flying Sag (el ciervo volador).