Cuando descubrían que una piernita era más grande que otra lo tomaban
de los pies y lo ponían con la cabeza hacia abajo y le golpeaban en las
plantas de los pies, se les decía que se le volteó el “cuajo”, después lo
envolvían de tal manera que parecía un molotito y lo rodaban en una sábana
de punta a punta entre dos personas, decían que estaba quebrantado. Otra
enfermedad se llamaba “alferecía”, el niño se ponía morado y se podía
morir, para curarlo lo bañaban y lo enguagaban con un poco de azul añil;
cuando le daba hipo le ponían en la frente un hilo color rojo con saliva
para que se le quitara esto era una curación.
Cuando el niño se “empachaba” (le tronaban el empacho) se hacía así: lo
acostaban boca abajo y le jalaban la piel desde la nuca hasta la cintura, por
la columna vertebral.
El niño siempre era amamantado con leche materna, si era hijo de una
madre acomodada y no tenía leche en su pecho buscaba a una mujer que
estuviera creando a su hijo le pagaban para que amamantaba al hijo ajeno,
pagando cierta cantidad de dinero y la alimentaban muy bien para que
tuviera leche, a esto se le llamaba (nodrizas), se fi jaban mucho en sus
nalguitas si traía un lunar negro decían que traían más sangre indígena;
si el niño no podía hablar bien lo paladeaban porque tenía la campanilla
caída, si el niño chiquito se les caía de los brazos se le “chupaba la
mollera” porque se decía que tenía la mollera sumida, también cuando el
niño caminaba y se caía lo levantaban con una o dos nalgadas que para que
no se espantara, pero a veces los papás se les pasaba la mano lo tundían
a manazos por haberse caído, lejos de consolarle todavía lo maltrataban.
Si el niño se enfermaba por espanto lo llevaba a las “limpias” o a un brujo
y les ofrecían una ofrenda a sus dioses e ídolos, también lo curaban del
mal de ojo limpiándolo con un huevo y hojas de albaca, estafi ate y otras,
los pañales eran de tela, se usaban dobles un pañal de manta de cielo que
iba en medio de sus piernitas y otro de franela para envolverlos (no había
desechables ) los pañales se los amarraba con un fajero, la mamá tenía que
lavarlos con agua de lejía y jabón de pastilla, se asoleaban y se serenaban
con jabón y lejía ésta última compuesta de agua de pozo y ceniza), todos
los pañales eran blancos, no había detergente ni cloralex en ese tiempo
se hervían con jabón y con limones para desinfectarlos y para que olieran
limpio, para lavar se usaban bateas de madera y en el patio ponían cuatro