ellos reconozcan que las emociones involucradas en el aprendizaje de cualquier
asignatura pueden regularse para obtener resultados satisfactorios, tolerar la
frustración y perseverar cuando tengan dificultades frente al aprendizaje.
En este ámbito se fomentará que los estudiantes adquieran cada vez
mayor autonomía, tanto en sus procesos de aprendizaje (al reconocer sus nece-
sidades y buscar soluciones), como en la toma de decisiones y el establecimiento
de compromisos con su desempeño académico.
Convivencia en el aula y en la escuela
La convivencia constituye el marco en el que se despliegan las tareas de apren-
dizaje y se desarrollan las relaciones interpersonales. Es decir, las formas de
convivencia que tienen lugar en el aula y en la escuela influyen en la manera
en que los estudiantes aprenden. En ocasiones se cree que atender los asuntos
relacionados con la convivencia en las escuelas consiste en resolver situacio-
nes que entorpecen la disciplina, con lo cual se desaprovecha el potencial for-
mativo de la convivencia escolar, al reducirlo a un instrumento para minimizar
los comportamientos disruptivos.
Sin embargo, se sabe y reconoce cada vez más que la convivencia con-
tribuye no solo a consolidar las relaciones entre los estudiantes y los docentes,
sino a desarrollar las habilidades socioemocionales necesarias para el apren-
dizaje en grupo y para la conformación de una visión compartida del trabajo
escolar. El sentido de pertenencia que los estudiantes generan hacia su grupo
de compañeros y hacia la secundaria se ve afectado o favorecido por la cali-
dad de convivencia que tiene lugar en la escuela.
Este ámbito de la tutoría está relacionado con las dimensiones de Empa-
tía y Colaboración, dado que es necesario tener habilidades para el lograr una
convivencia armónica, respetuosa, tolerante y solidaria, que les permita res-
ponder de manera no violenta ante los conflictos; rechazar prejuicios y prácti-
cas de exclusión y discriminación; favorecer la inclusión, el bienestar personal y
colectivo; y fortalecer el trabajo colaborativo.
La acción oportuna del tutor frente a los conflictos que surjan entre estu-
diantes, o entre estos y algún docente, o con personal de la escuela, debe orien-
tarse a proponer una solución respetuosa y a atender las necesidades de las
partes involucradas; condición necesaria para aprender y para relacionarse en
un contexto que priorice el diálogo y la convivencia armónica.
Reconocer a la escuela y al grupo como espacios cotidianos de desarrollo
personal y social, permite a los estudiantes valorar las diferencias en las relacio-
nes de convivencia con los otros, como vía para establecer la identidad propia y
colectiva, que se construye a partir del establecimiento de motivaciones, tareas
y metas comunes.
Orientación hacia un proyecto de vida