JOSÉ GUERRERO REYES
Este relato fue escrito por el Sr. José Guerrero Reyes, como un mensaje póstumo
a sus hijos: Ángel, Isaura Emilia, José María Jerjes, Indalecio José y José Antonio
y para mi hijo-nieto Ángel Guerrero Gabrielli.
Iniciaré mi relato definiendo la Villa de Tantima, ésta es una población
pintoresca con un clima templado, se encuentra situada en las estribaciones de la
Sierra de Otontepec, brazo de la Sierra Madre Oriental, con una población
aproximada de 2500 personas. Ahí habitaban muy pocas familias, se respiraba la
paz y la unión, era un lugar donde cada uno de nosotros tenía un terreno que
cuidar, donde uno sembraba y cosechaba pasto para darle de comer a sus cabras,
sus caballos y sus vacas. Era un pequeño lugar donde desde lo alto se veían los
cerros que nos rodeaban como si estuviéramos encerrados en los mismos y a la
vez cubiertos por todos ellos, era un lugar mágico donde uno podía descansar en
paz.
En la época de primavera se tornaba todo verde, lugar donde con orgullo se
podían sacar fotos y más fotos. En la mayoría de los terrenos se plantaban
diferentes clases de flores y se veían como si estuvieran adornando el arco iris,
todas las familias cultivaban diferentes plantas en esa hermosa Villa.