LIBRO RELATOS DE PAPANTLA II

(Lucía Laura Muñoz Corona) #1

Don Pablo Franco conocía de primeros auxilios, era partero, suministraba
suero, inyectaba muscular e intravenosa, puso a su disposición la sala de su casa
para curar las heridas de los pacientes. Posteriormente la Sra. Albertina
Fernández lo asistía, persona activa y muy estimada por todos. Ella se dedicaba a
inyectar de manera particular, cuando ella llegó a la Cruz Roja con una gran
actitud, formó parte de un gran equipo de trabajo, fortaleciendo aún más el trabajo
realizado. Todas las personas que trabajaban no recibían remuneración
económica, laboraban con un gran espíritu de servicio y compromiso social.


Se empezó amueblar la sala provisional en la que se atendía, contando con
una silla y un catre. Don Simón Valencia proporcionó un escritorio y el Sr. Alfredo
García, donó unas sábanas. Dos sillas fueron prestadas por el Sr. Pablo Franco.


No había material ni dinero, se convocó al pueblo para que llevaran algunos
suministros como el alcohol, mercurio, yodo, azufre, sulfatiazol, agua oxigenada
entre otros medicamentos de primeros auxilios. Doña Albertina trasportaba un
estuche de aluminio que contenía jeringas, antes de utilizarlas se esterilizaban
dejándolas hervir unos minutos, y así se hacía las veces que fueran necesarias
para suministrarles ese servicio a las personas que lo requerían. Todo estaba
completamente higienizado, limpio y en su lugar para el momento en que se
requiriera.


Carolina González tenía como función solicitar ayuda económica a las casas
comerciales. Llevaba un oficio con el membrete de la Cruz Roja. Al principio
ningún comercio fijo visitado cooperaba. Se entendió que no querían
comprometerse a dar un donativo cada mes a dicha Institución, sin embargo se
persistió en la lucha y aunque se seguían visitando casas, se volvían a obtener
negativos. Ante tal situación se hicieron talonarios de cooperación de cinco y diez
pesos, medida que empezó a dar mejores resultados.


El pueblo ayudaba muy poco y a veces donaban, cinco o diez centavos, tal
vez porque no veían a la Cruz Roja en un edificio ex profeso para las funciones de
salud. El dinero sólo alcanzaba para pagar algunas cosas elementales. Es

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