Diseños y saberes
compartidos
Nilda disfruta vivir en el pueblo, donde llegó desde el
campo tras la muerte de su mamá en 1992. Aquí, crió a
sus 5 hijos y ha visto crecer a sus 11 nietos. Su día a día
pasa entre los roles de dueña de casa, hilandera, teje-
dora, bordadora e integrante de las agrupaciones de
artesanas y de adultos mayores. Cuando extraña el
campo, de tanto en tanto, visita a su querida hermana
Marisol, en Los Ñadis.
A sus 66 años, aprovecha su tiempo para seguir per-
feccionándose, aprendiendo de otras bordadoras
puntos y técnicas que la ayuden a alcanzar nuevos
horizontes en este arte que practica desde niña. Con
los años ha ido recolectando dibujos y elaborando
diseños exclusivos que guarda en una carpeta llena de
flores y ramos. Nilda cuenta que entre bordadoras
suelen compartir los dibujos con generosidad: “Este
es un ramo que me dio Yesica Arratia (bordadora)...,
pero yo los transformo. Por ejemplo, si me gusta la
parte de arriba, la dibujo; y la de abajo, si no me gustó,
le cambio las hojas, le agrego un ramo, otra partecita”,
comenta sobre cómo va construyendo motivos para
cada pieza textil.
La tabaquera de su nuera es un ejemplo de esta prácti-
ca intuitiva; bordada con amapolas y claveles, además
de ramitos de florcitas naranjas que equilibran el
motivo principal sobre el fondo negro. “Es que encon-
tré que quedaba muy ‘pelao’, por eso le inventé esas
cositas... lo arregla uno”, agrega Nilda.