pantalón. “Este chilco está abierto y este en vías de ir brotando”,
detalla Jani, quien dice haberlo bordado en “dos ratitos” en su
casa de Cochrane. “Por experimentar. Nunca había bordado en
una tela tan gruesa” cuenta, sobre su decisión de aventurarse en
este nuevo proyecto.
De su colección de revistas Labores del Hogar, cuenta que eligió “la
flor que tenía más motivos y que era más grande. Cuando lo vi se me
ocurrió que era un chilco y normalmente son de ese color (rojo). O un
poco más intensos pueden ser los chilcos del campo”. Con papel
calco blanco traspasó los dibujos a la tela y antes de comenzar a
bordar se detuvo a analizar meticulosamente los colores que utiliza-
ría. “Presento los colores antes de bordar, los dejo seleccionados.
Soy media neurótica con los colores”, ríe comentando cómo esta
habilidad de combinar los tonos sería algo innato en ella. “Para mí
tiene que haber un equilibrio en los colores. Es como cuando tú te
vistes.
Yo odio ponerme cinco colores por ejemplo, queda cualquier cosa”.
Esta destreza se habría potenciado también al analizar las paletas de
colores de las revistas que va hojeando, adaptando los diseños
según su gusto y según el proyecto que va a realizar.
En rojo matizado, los pétalos del chilco contrastan del fondo ya sea
por la tridimensionalidad que le otorga el punto relleno o por el
achurado de sus contornos en punto ojal, que permite que el negro
del fondo se cuele entre puntadas, generando una interesante distin-
ción entre la flor y la pieza de vestir.
“Siempre trato de agotar primero lo que es de un solo color, después
voy jugando con los otros matices”, comenta. Pistilos “café clarito”
en punto rococó decoran la parte superior de cada flor, mientras el
tallo en punto atrás se divide a través de pequeñas puntadas en
forma de cruz, enroscándose finalmente para cerrar su figura a través
de un círculo en punto ojal. Armónicamente, las hojas en punto relle-
no de distintas tonalidades de verdes equilibran el motivo, proyec-
tándose hacia los costados del pantalón. “Estoy segura de que
bordé todas las flores primero. Y luego bordé todas las hojas que van
de un solo tono, y de ahí ya empecé a mezclar. Finalmente, hice los
tallos”, describe Jeanette al hablar de su sistema de bordado, un
orden de aproximación a la tela que repetiría siempre en sus trabajos.