N
acida “al otro lado del río Baker”, Margarita Baigorria Cruces
(1944) lleva toda una vida bordando. Sin jamás imaginarlo,
con el correr de los años su oficio se fue trasladando a ámbi-
tos insospechados, conectando las fibras textiles con las luchas de su
comunidad y de su territorio: Cochrane.
A fines del año 2007, levantó su voz de protesta y emprendió un viaje a
caballo con pilcheros, vestida con manta y boina tejida, por una causa
que defendía férreamente: una “Patagonia sin Represas”. “Es un
recuerdo hermoso que tengo de ese entonces”, relata Margarita. Viajó
durante nueve días por la Carretera Austral, desde Cochrane a Coyhai-
que, junto a pioneros y pioneras de distintas generaciones. “Acampá-
bamos, a veces en las tardes hacía frío, nos llovió fuerte una noche y
otras nos iluminaba la luna”. A lo largo del trayecto, se fueron sumando
más y más jinetes, hasta reunirse 127 mujeres y hombres que entraron a
la capital de la región de Aysén con la firme convicción de frenar el
proyecto hidroeléctrico que se planeaba levantar en la cuenca de los
ríos Pascua y Baker.
“Este río era el más amenazado de todos”, afirma Margarita, con su
acento sureño y con ritmos argentinos. Y cómo no sentirse vulnerada
con tamaño proyecto si, de haberse realizado, hubiese alterado todo lo
que la rodeó desde niña. El río que la vio nacer, donde pasó largas horas
jugando con barquitos hechos de latas de sardina. El que le ha regalado
sonrisas y también lágrimas, al llevarse a su padre y, posteriormente, a
su hermano mayor. “A pesar de eso, yo sigo amando el Baker”, dice
resiliente, pues para ella es fuente de incansable inspiración.