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{SEXO} MI DIARIO SEXUAL
POR ALEJANDRA VIDAL // FOTOS SHUTTERSTOCK
Querido sex-di
Todo comenzó el lunes con una inviaarriioo::
taaciciónónaaccenen
aarssusuhih. Se
me eprpromo etió que l
a noche iba a
ser mágica, pero no
se me advirtió q
ueessereríaíalla amámá
s s oorgágásmica
ded mi vida.
Cuando ent
réréré a su departam
ento percibíbí
uun nololororaa vaiai
ninlllla con ca
nelal, de inmed
iato mi
sentido del olfato m
e avisó que sería una larg
a anonochche e lllenen
a debbeesos y suspi
ros robados.
Me recibió con un beso en el c
uello, recorrió mi b
rarazozoddelelhhomo
bro a laammuñeca co
n las
puntas de sus
dedos hasta qu
e lleggó a los mí
osyyllososccrurzó
con losossuy
os.
Caminamos ha
cia el sillón,
en el cual habí
a auna acocobibijaja
aveentada
quue e caía al piso; nos
sentamos en él
y ordenamos la
Antes de que llegara com cena.
enzamos con los "ape
ritivos". SeSe
nnosos despeertrtó ó
taantno el apeti
to
que casi ni pelamos al repartidor
cuanndod tocó el timbr
e.¡¡QuQué éririsa!
SóSólolo recuerdo qu
e me
recorría la sangre de la cabeza a lo
s pies, pero esta
veez erera a unu
hormigugueoeo difer
ente, uno
que me helab
a la piel y que,
incluso, me hacía dudar
siiloloqqueue est
abaa a apupnto de com
eter
era un pecado. Mientras yo
seguía viendo al frente e
sppereranandodoaa
quebbajaaraa un
milaggro
placentero d
el cielo, lo que b
ajó al piso fue él. Se
ppususoo dederrodil
lalas sfrentet aa
mí, abrió mis
piernas y hu
ndió su cara en mí
... Cada vez que él
caambmbiaiababaee
l ritmo dedesu leng
ua en mi clí
toris las puntas de mi
s dedos se e
nterraban en
ssuu nuca. MiMis s
pies dejejejararono
de tocar el piso.
..
Por primera vez habí
a tenido un orga
smo con sese
xo oraral.
Pero, ¿quién dijo
que un “final feliz
” era suficie
ente?Me e totomómó
en sus brbrazaz
os, me llevó a s
u
recámara y me aventó a la cama
No se cansó de besar.
mi cuerpo c
ubierto por ro
papahhasastataqque tuv
o oque equitar
lappara suspi-
rar en los rincones
que había de
jado desaten
diddodos.s.
Una vez desnuda y tendida bajo
él, dejé que
toomamarárámmiis
muñecasa con u
na de sus ma
nos s
para llevarlas arriba de mi
cabeza. Quedé in
mómóvivil.l.
Solo veía cómo su cadera se
acercaba a la
mííaa,yyccuauando
popor fin se juntaron
, lo sentí parr
tete
de mí; nos convertimos en un
o en cuestión de
ssegegunundodos.
Soltó mis ma
nos y comencé
a explorar su es
papaldlda; era enorm
e,e lisa y mu
sculosa. Mis d
eddos
la memorizaron todita, de ig
ual fofrma hihi
cicereronon cuand
o obajajaron a sus nalg
as.
Ésta vez fue él quien se
encargó de
llleevaraeel l rirtmm
o,o de hahacecer que la cab
ecera golpeará
la a
pared y avisara -jun
to con mis gritos
depplalacecer- a los
vvecinos que e
staba a punt
o dettenenerer
mi segundo
orgasmo de la n
Merecidamente oche.
alcanzamos
eel clímímaxax jun
totos.s.LLa sesens
acción fue do
blemente pla
ceentnterera,ayy la
imagen de su rostro es a
lggoo quque e aúaún
nonoppuedo -nin
qquiuiereo- olvidar.
Pasamos los siguientes q
uiincnce e mimnuto
s accarriciciánd
donoos sin parar; ab
razadodos shastst
a aque
nuestros ojos se llenaron
Lo último que sentí dedessueueñoño.
fue su mannoo
ene mmisi ssenenoso
, unssuspiro profund
o oeneel cucuelel
lol yy un bebesoo
en la parte alta de
la espaldada
Dulces y húmedos ....
ssueñoños.s...
Probablemente
tú como yo, has
experimentado
placeres en
la cama que
quieres que sean
memorables para
revivirlos una y
otra vez cada que
te encuentres sola
en tu habitación.
Y mientras
recuerdas alguno
de ellos, aquí te
dejo los míos...
SECCIÓNNUEVA
Placer al doble