Lo diría colmado de dolor
humillado y cautivo de tus dones,
anhelante y prendido de tu amor,
sometido y ligado a tus lecciones,
prisionero y fundido en cortesías,
pregonero del mal y tus prisiones
en los pórticos de las abadías,
en las arcadas de los monasterios,
en las horas cargadas de agonías.
Lo diría al fin, en los cementerios
con el permanente amor que agrupas,
¡vida mía!, enfrentado a dos misterios:
el del aire, y el de la tierra que ocupas.
rafael del moral aguilerahpr1tm
(Rafael del Moral AguilerahPR1Tm)
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