ENSÉÑAME
a contemplar las olas que bailan al viento,
a bucear el abismo de tus ojos,
a nadar en la inmensidad de tus mares,
a bregar entre las señas de tu imagen,
a sublimar el paso de las horas.
Déjame acceder al océano de tu alma
para que el tiempo, mano a mano,
se detenga generoso e infinito
en la inmensidad del bien de amarte.