Coloco alrededor de mi cuerpo el cinturón de seguridad y al mirar fuera veo toda la
nave rodeada por fuego, ¡se tambalea! Parece como si se fuera a romper en
pedazos.
¡No te preocupes!
Sé lo que hago, fui entrenado para esto.
La nave se estabiliza, me sorprende la vista,
por todos lados hay unas enormes y hermosas nubes blancas.
En mi planeta las nubes son pequeñas y algo molestas, te persiguen lanzando
pequeñas descargas eléctricas o mojándolo todo.
Luego cuando se aburren, ¡supongo! desaparecen.
En las mañanas, solo queda de ellas una ligera niebla.
Aterrizamos sobre una plataforma. Alcanzo a ver un enorme cartel que dice:
Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
Fuera hay mucha gente. Colocan una rampa fijada a la escotilla y Brandon se
desliza hasta llegar a tierra, yo siguiendo sus pasos hago lo mismo.
Alegres, todos saludan y aplauden a Brandon, pero él está distraído, busca algo
entre la multitud, de repente una chica que claramente resalta entre todos por su
bello cabello rosa, se hace camino con determinación y se lanza sobre él, dándole
un fuerte abrazo.
¡Te extrañé mucho! Le dijo
¡No te preocupes, ya volví!
Ven, quiero que conozcas a alguien. Ambos se acercan y Brandon me presenta la
chica.
Ella es Estela, la persona de la que te hablé.
Estela, de no ser por él hoy no estaría aquí, ¡salvó mi vida!