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(revistasoberaniaalimentariayRiHoK) #1
Las políticas partidistas del agua

Eugenio Romero Borrallo


D


ecía Azahara Palomeque en El País hace unos
días que no entendía nada de lo que está
pasando: «un sinsentido que se ha adue-
ñado de tantos espacios mediáticos y sociales,
sumiendo a la gente en una confusión palma-
ria», en relación con cómo los autodenominados
«patriotas» copian al dictado lejanos discursos
trumpistas basados en bulos que intentan echar
por tierra las más básicas evidencias científicas.
Un delirio, tituló este texto.
En la parte agroambiental la cuestión está
desmadrada.
Julián Macías analiza muy bien cómo funciona
esta maquinaria de creación y difusión de bulos.
Normalmente comienza con una acción política
perfectamente premeditada en la que el repre-
sentante de algún partido de derecha o extrema
derecha hace unas declaraciones en sede par-
lamentaria. Los medios de comunicación, en su
afán democrático de emitir lo que se diga a pesar
de que no tenga la más mínima carga de verdad,
hacen de ello una noticia. Las redes sociales se
encargan de replicar la mentira haciéndola llegar
al último rincón del mundo.
El caso de las fumigaciones para que no
llueva y los derribos de presas son clara muestra
de ello. El problema aumenta cuando la propia
televisión pública participa de esta farsa emi-
tiendo noticias confusas sobre cuestiones que
están más que claras.

Es increíble que en este país se pueda emi-
tir sin consecuencias una noticia como la de El
Español: «España permite a Portugal extraer del
Tajo el doble de agua acordada mientras Murcia
y Alicante se secan». Es lo más esperpéntico
que he leído sobre este tema y creedme que leo
mucho más de lo que debería. Desinformación
pura y dura, dando a entender que el Tajo debe
abastecer a la agricultura de Murcia, Alicante
y Almería, pero a las doce provincias de cinco
comunidades autónomas por las que pasa (ade-
más de Portugal) que les den. Ese es el resu-
men. Si el agua del Tajo ya tiene un 66  % de uso
agrícola (datos del Ministerio), no sé si lo que
pretenden es que la población a la que abastece
compre el agua en el supermercado para que
puedan seguir regando hasta dejarlo seco. La
desinformación pretende negar realidades que
son objetivas: la sobreexplotación que el modelo
industrial agrario hace del agua.

Negacionismo hídrico
Pero mucho más grave que el negacionismo
y los bulos «virtuales» me parecen las políticas
negacionistas de partidos autodenominados de
izquierdas que llevamos sufriendo décadas en
determinados territorios.
Empiezo por mi tierra, Extremadura, donde el
PSOE lleva años ampliando regadíos, principal-
mente en la provincia de Badajoz, con las reservas

Coquinero en el bajo Guadalquivir.
Foto: Francesc La Roca

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