Los pilares gobernantes de las regiones sudeste y suroeste debían
dar la mejor imagen posible de las ciudades a las cuales gobernaban.
Lamkar, Estrexia, Yalas, Krama, Gani y la isla Paronia, poseían cierta
soberanía; esas regiones no se entrometían entre sí, ni tampoco opinaban
sobre los asuntos internos de las ciudades vecinas. Por esa razón,
difícilmente llegaban noticias de una región a otra, a excepción de que
hubiera un problema de seguridad nacional o alguna catástrofe.
Esas ciudades recibían dinero del gobierno central. Sin embargo, las
que se encontraban al noroeste debían subsistir por cuenta propia, y ese
hecho en particular produjo un estancamiento en esas regiones. Por otro
lado, en las ciudades del sur se vivía una realidad completamente distinta, la
cual estaba marcada por el progreso y la estabilidad.
No había precedentes de que un delincuente hubiese estado prófugo
en la isla. Esa noticia dejaría muy mal parada a la gobernante Celia, quien
había sucedido a su padre Humberto Raxán después de que este falleciera a
sus noventa y siete años. Ella, a su vez, era prima de Dorgan Raxán XII, el
emperador de Eumaria. A pesar de ser una mujer muy inteligente y de
carácter firme, todavía no tenía la experiencia suficiente como para tomar
las riendas del gobierno. Celia solo contaba con veintiocho años de edad, y
había asumido el cargo hacía unos pocos meses.
Consciente de que al día siguiente se celebraría la quincuagésima
reunión anual en la sede central, ella decidió ocultar el asunto de Morgan
Caluti, dejándolo en manos de la policía. Celia Raxán confiaba en que las
fuerzas policiales lograrían capturar al sospechoso y solucionarían ese
inconveniente. Según sus propias palabras, lo de Morgan era “Un asunto
minúsculo y sin importancia”. Sabía que era inaceptable tener a un
delincuente prófugo en la región más segura de la nación. Eso podría causar
la suspensión de la tan esperada reunión, la cual nunca había sido
postergada o suspendida, desde sus inicios cincuenta años atrás.
Caluti se encontraba en Gani, preparando el inminente ataque, junto
a Magnus y los tres chicos. Él no sabía nada de Morgan desde la última vez
que habían hablado, pues algo estaba causando una extraña interferencia en
sus llamadas y no podía contactarlo.
Los canales de comunicación quedaron censurados por orden de la
gobernante Celia; las noticias sobre Morgan se excluyeron de las pantallas