—¡No me jodas! —gritó ella muy enojada.
Los chicos se asustaron. Esmeralda inmediatamente comenzó a
hacer preguntas.
—¿A qué te refieres con que no entiendes de estas cosas?... ¿Qué
demonios te enseñaron en el laboratorio?
—¿Laboratorio?... ¿De qué... estás habl...
—¡Ya deja de fingir! ¿¡Cómo pudiste pedirle a otra persona que
descifrara el mensaje por ti!? ¡Eso es peligroso e irresponsable!
—¡¡En verdad no sé de qué hablas!! —El chico comenzó a alterarse
—. Es exactamente como te mencioné... ¡Yo no entiendo de esas cosas!
—E-Es cierto. Yo lo ayudé.
—¿Y quién carajos eres tú? —Le preguntó a Sam.
—¡Es mi amigo! —respondió Morgan rápidamente.
Después de decir eso, este procedió a explicarle a ella cómo se
conocieron; mencionó su huida de Atle, la tienda de aparatos tecnológicos,
el refresco de naranja y el baño. También le contó sobre el taxi y la
persecución hasta la casa de Samuel. Esmeralda escuchó todo con mucho
escepticismo.
Esto tiene que ser una maldita broma —murmuró ella en voz baja.
Luego, furiosa, agregó—: ¡¿Te reuniste conmigo gracias a un puto deus ex
machina?!... ¡¿Eso es lo que me quieres decir?!
—¿Deus ex qué?... No lo entiendo —dijo Morgan.
—Ella quiere decir... —Samuel sonaba bastante incómodo—. Que
yo aparecí en el momento y en el lugar correcto solo para salvarte.
—¡Exacto!... ¿¡Y tú quieres que yo me crea esa maldita mierda!? —
La chica estaba muy molesta—. Morgan, te advierto que no soy estúpida.
¡Dime la verdad! ¡¿Por qué te haces el tonto?!
—¡Eso es lo que pasó!... ¡Te juro que no miento! —Se defendió él.
Samuel intervino en ese momento.
—Sé que suena muy ridículo, e incluso algo improbable, ¡pero
Morgan dice la verdad!
Esmeralda guardó silencio, creyendo que se estaban burlando de
ella.