dijo: Niña, haz justicia con esta herramienta, y refleja la crudeza del mundo
a través de su lente.
››Yo estaba feliz por mi nuevo “juguete”, sin embargo, en el
momento de entregármelo, observé el anillo que llevaba en su dedo, y en
ese instante recordé la discusión que mis padres habían tenido esa vez. Por
cierto, olvidé mencionar que ese día ellos no se encontraban en casa. De
hecho, casi nunca estaban, y si lo hacían solo era para torturarnos a mí y a
mis dos hermanos, que eran tres años mayores que yo.
››Luego nos convenció de ir al sótano y ordenó que nos quedásemos
allí porque castigaría a nuestros padres. Mencionó que ellos se habían
portado mal con él. Yo estaba muy feliz porque al fin me libraría de esos
malditos.
››En cierto momento mis hermanos decidieron subir a la cocina por
algo de beber, pero jamás regresaron. Después de unas horas vi entrar a
unos bomberos. Ellos me veían jugar feliz en la bañera, ignorante al
terrorífico crimen que se había cometido allá arriba. Me bloqueé
mentalmente después de enterarme de lo que sucedió. No entendía por qué
mis hermanos tuvieron que morir aquel día, y de esa manera tan horrible.
Ella miró a Samuel a los ojos, y le preguntó: ¿por qué la vida es tan
injusta conmigo?, ¿por qué me quitaron de esa forma tan cruel a las únicas
personas que amé?
—Yo... no sé cómo responder a eso —dijo el chico un poco
apenado.
Esmeralda suspiró al escucharlo.
—Por lo menos respóndeme esto, con la muerte de tu hermano
Uriel... ¿Has sentido ganas de morir?
—¿Ganas de... morir? —Sam quedó muy sorprendido por la
pregunta—. Bueno, yo... al principio sí que intenté desaparecer, sin
embargo...
El chico desvió su mirada y guardó silencio unos segundos, luego
continuó hablando.
—Con el tiempo recapacité y dije: “No, yo no quiero morir, ¡tengo
miedo! Además, todavía está mi abuela; ella sufriría mucho si yo tomara
esa decisión”. Esmeralda, nadie elige cómo morir, pero respondiendo a tu