parecían estar sorprendidos, sino que simplemente escuchaban en silencio
con cierta culpabilidad. La gobernante Celia volvió a recalcar la verdad.
—Hace doscientos años hubo una terrible guerra que eliminó a un
gran porcentaje de la población del noroeste, y esa es la causa principal por
la que esas regiones están en decadencia hasta nuestros días, pero eso no es
todo...
››Mis ancestros Raxanes concluyeron que la reconstrucción de las
ciudades destruidas requeriría un excesivo gasto público, así que se negaron
a hacerlo.
—Tacaños —dijo Lu indignado.
Celia continuó hablando.
—Quizás también se debió al hecho de que en gran parte de la
población todavía persistía recelo y envidia hacia los pigmentados.
Ciudadanos, es tiempo de que sepan una gran verdad.
››Al principio solo los Raxanes y los del noroeste poseíamos la
resistencia a los rayos ultravioletas del sol, pues ningún otro eumario lo
tenía, sin embargo, eso cambió hace cuarenta y cinco años, por eso
actualmente todos los eumarios poseemos tal resistencia.
››Tal vez se pregunten cómo logramos hacer eso, y déjenme decirles
que no fue nada fácil. El emperador anterior firmó un tratado secreto con la
aprobación de los demás gobernantes.
››El pacto consistía en que cada región del noroeste estaría obligada
a enviar reclusos de sus cárceles a esta isla, y lo harían con el fin de
experimentar con ellos. De esa manera se desarrollaría una vacuna que
pudiera ser aplicada a todos los eumarios.
››El proyecto en cuestión debía cumplir ciertas condiciones, tanto
para el reclutamiento de los presos como para la realización de las pruebas.
La gobernante miró a Caluti y silenciosamente le solicitó meter la
mano en el bolsillo de su saco blanco. Él asintió sin decir una palabra.
Entonces ella lo hizo y cogió su dispositivo móvil con la mano temblorosa.
Luego de pulsarlo varias veces, se expandió un holograma en el aire. Celia
Raxán miró a la cámara antes de proseguir, dio un largo suspiro, y
finalmente decidió continuar.