EUMARIA

(AV) #1

lamentaba mientras los demás lo consolaban diciéndole que no era culpa
suya.


Intentaron llegar a tierra firme, pero era inútil. Estaban ahí sin poder
comunicarse y con la necesidad de sobrevivir solamente con las cosas que
traía el bote. Había comida en bolsas transparentes, algunas medicinas,
toalla, ropa tibia, y una pistola de bengala. Uno de los cuatro hombres
intentó nadar hasta el otro bote para llegar junto a las tres mujeres y los
niños, pero a medio camino algo lo succionó desde el agua. Los demás
gritaron aterrados al ver cómo había sido tragado.


Solo quedaban nueve personas en total, incluyendo al capitán.
Debían hacer algo rápido, pues tenían que aprovechar la luz del sol porque
la noche no los perdonaría. Todos sabían que morirían congelados bajo el
cielo nocturno. La ventaja que tenían era que todavía faltaba mucho para
que anocheciera, pero la desventaja era aún mayor, pues se avecinaban unas
precipitadas olas. En un momento, una de esas olas azotó el bote en donde
estaban las mujeres y los niños, volcándolo y lanzando a todos al agua.


El capitán, en su desesperación, saltó del bote para rescatarlos.
Estando en el agua, pudo sujetar y rescatar a los niños, sin embargo, cuando
nadó hasta la superficie ya no vio a sus hombres. El bote estaba vacío, así
que siguió nadando mientras cargaba a los niños con todas sus fuerzas. Él
no entendía lo que estaba pasando, pero por lo menos logró rescatar a los
gemelos.


—Debe ser ese monstruo —dijo el hombre en tanto intentaba
calentar sus cuerpos de muchas maneras.


Secó a los niños lo más rápido que pudo y los cambió. Lucas y Lu
no paraban de temblar. Pasaron las horas, y gracias al sol gran parte de sus
vestimentas pudieron secarse, pero todavía seguían temblando.


—Chicos... No sé cuánto tiempo... nos quede, pero... por favor... no
se duerman.


Los niños asintieron con dificultad. El capitán sentía que estaba
perdiendo el conocimiento, cuando les dijo: tomen, usen esto... Apunten al
cielo si ven tierra firme o algún otro barco.


Les colocó la pistola de bengala en sus manos, e inmediatamente se
desmayó.

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