EUMARIA

(AV) #1

ellos pudieran disfrutar de esa tecnología. Muchos otros lo sabían, pero
preferían ignorar la situación y seguir viviendo cómodamente.


Morgan siempre se quitaba el reloj antes de acostarse, porque le
incomodaba dormir con el dispositivo en la muñeca. Abrió los ojos y se
quedó acostado en su cama mirando el techo. Aunque su padre hizo todo lo
necesario para que él estuviera cómodo, lo cierto era que con lo sucedido
hace cuatro semanas, Morgan se convirtió en el centro de atención de Atle.
Su nombre estaba en boca de todos, junto con los de Bárbara y los otros
cuatro chicos. Unos días después del percance, había murmullos por los
pasillos de la universidad, pues sus compañeros no dejaban de plantearse
todo tipo de rumores sobre lo ocurrido.


El chico seguía acostado en la cama, cubriéndose el rostro y
deseando que todo aquello terminara. No tenía ganas de levantarse, pero de
todos modos tuvo que hacerlo, así que se dispuso a caminar hasta el baño.
Mientras se miraba en el espejo, repentinamente se sintió mareado,
viniendo a su mente la imagen de un hombre y una mujer. El sujeto se
encontraba dentro de un vehículo volcado que tenía los vidrios rotos. Su
parabrisas delantero estaba fisurado y con manchas rojas. Había además
mucho humo saliendo del capó. Ambas personas estaban con mucha sangre
encima.


El hombre tenía una herida grave en la cabeza, y en cuanto a la
mujer, esta se encontraba tirada en la autopista mojada, con las gotas de
lluvia mezclándose con sus órganos internos, los cuales se desparramaron y
tiñeron el asfalto de un rojo carmesí. Era una colorida y brutal escena, que
contrastaba perfectamente con ese cielo gris.


Morgan tambaleó perdiendo el equilibrio. Al resbalar, casi cayó
completamente, sin embargo logró sujetarse a la tina. Él se preguntó a sí
mismo quiénes eran esas personas, y justo cuando creía que no podía
imaginarse algo más terrorífico, en ese instante se plasmaron en su mente
otros dos rostros más, los cuales pertenecían a una mujer y a una niña.
Ambas estaban gravemente heridas, con sus cuerpos incrustados en las
ventanas del vehículo. Morgan casi vomitó al ver esa escena. Se percató de
que todos tenían el cabello y los ojos grises al igual que él. El chico no

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