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Principios básicos
El corazón es un órgano muscular que bombea sangre
arterial a todo el organismo. Para ello se contrae, en el
caso de un adulto, 60-80 veces por minuto en reposo. Sin
embargo, con el ejercicio su frecuencia aumenta rápida-
mente y puede alcanzar los 160-180 latidos por minuto
durante el máximo esfuerzo. Para realizar este trabajo el
corazón consume incluso en reposo mayor cantidad de
oxígeno que otros tejidos (hasta 10 veces más por unidad
de peso), cantidad que debe aumentar hasta cinco veces
con el ejercicio.
El oxígeno llega al músculo cardíaco a través de la
sangre que circula por las arterias coronarias. Éstas, en con-
diciones normales, pueden aumentar su flujo (cantidad de
sangre por unidad de tiempo) durante el ejercicio hasta
cinco veces en comparación con el reposo.
Enfermedad de las arterias coronarias
Las arterias coronarias (llamadas así porque rodean el
corazón a modo de corona) son las tuberías que llevan la
sangre al corazón. Su principal misión es la de permitir
la adaptación del flujo coronario a las necesidades meta-
bólicas del miocardio o músculo cardíaco. La arteriosclero-
sis es una enfermedad muy frecuente que afecta a las coro-
narias y a otras arterias del organismo. Se caracteriza por
la existencia de depósitos de colesterol y otras grasas, el
endurecimiento y la inflamación de la pared arterial. Todo
ello produce una reducción de la luz arterial (estenosis), así
como una mayor tendencia a la formación de coágulos en
la pared del vaso.
Cuando la estrechez de los vasos es de suficiente
intensidad (reducción del diámetro del vaso mayor del 50%)
afecta al aumento del flujo requerido durante el esfuerzo.
En esas condiciones se produce una deficiencia de oxígeno
(isquemia miocárdica), cuya traducción clínica es la apari-
ción de la angina de pecho. La formación de trombos en la
pared de los vasos puede reducir de forma importante y
brusca el flujo coronario, produciéndose angina incluso en
reposo, y dar lugar al llamado síndrome coronario agudo.
Consecuencias de la reducción del flujo coronario
Las estenosis coronarias producen angina de esfuerzo, cuya
gravedad suele ser (en general, pero no siempre) paralela
a la gravedad de la estenosis. La angina de esfuerzo puede
diagnosticarse por los síntomas que refiere el paciente o
mediante una serie de pruebas (pruebas de detección de
isquemia), que ponen en evidencia cambios demostrables
durante el esfuerzo en el electrocardiograma, la perfusión
o la contractilidad del corazón, y que se normalizan poste-
riormente con el reposo. Se trata de un cuadro clínico que
tiende a ser estable. El dolor se produce de forma bastante
reproducible con un determinado nivel de ejercicio.
Cuando en el interior de las arterias coronarias se
forman trombos, éstos pueden obstruir parcialmente las
Capítulo 33
Tratamiento invasivo del infarto
y la angina
Dra. Rosa Ana Hernández Antolín
Médico especialista en Cardiología. Jefe de Sección de la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista
del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos, Madrid. Profesora asociada de Cardiología
de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid