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Capítulo 44
Cómo se comunican eléctricamente
las células del corazón
Dr. Javier Moreno
Médico especialista en Cardiología. Cardiólogo y médico adjunto de la Unidad de Arritmias
del Hospital Clínico San Carlos, Madrid
Introducción a la comunicación eléctrica
de las células cardíacas
El corazón late de forma ininterrumpida desde su desarro-
llo embrionario hasta el fallecimiento, bombea sangre para
todo el organismo y hace de verdadero motor de la vida.
Sin embargo, esto no lo lleva a cabo de forma constante
a un ritmo fijo, sino que modifica el número de contrac-
ciones por minuto en respuesta a las necesidades pun-
tuales del sujeto. Cuando se necesita un mayor aporte de
oxígeno al organismo, el corazón es capaz de aumentar la
frecuencia y el vigor de su contracción para así suministrar
un mayor flujo de sangre. Al aumentar ambos (frecuencia y
vigor), se incrementa el número de litros que va a bombear
por minuto. En condiciones de reposo, para mantener un
aporte adecuado de sangre al organismo, se necesita que
el corazón bombee unos 4-5 litros de sangre por minuto, y
durante un esfuerzo físico intenso, el cuerpo puede reque-
rir más de 10 l por minuto.
El corazón es el principal involucrado en cubrir
las demandas metabólicas del individuo desde el mismo
momento en que se incrementan. Es decir, el corazón debe
poder regular el número de sus contracciones según las
demandas del organismo, y es capaz de acelerarse o fre-
narse de forma automática e independiente de nuestra
consciencia y voluntad. Para ello, tiene zonas capaces de
generar de manera espontánea e independiente impulsos
eléctricos a 50, 60 ó 70 latidos por minuto (lpm) de forma
basal. Estas zonas pueden acelerarse hasta los 200 lpm (en
función de la edad) para satisfacer las necesidades de flujo
de sangre que el organismo requiere.
Esos impulsos eléctricos autogenerados deben
además poder conducirse a lo largo del corazón, para
que no sólo sea esa zona la que se active a una frecuencia
determinada, sino todo el resto del corazón. Así, el tejido
cardíaco tiene la capacidad de estar conectado eléctrica-
mente entre sí para que si una zona se activa a 60 lpm,
los impulsos ahí generados se expandan por el resto del
corazón y todo él lata a la misma frecuencia. Es como tirar
60 piedras en medio de un estanque, una por segundo.
Todo el estanque ondulará 60 veces por minuto, pues el
agua transmite el movimiento mecánico resultante del
impacto de cada piedra. Asimismo, el corazón es capaz
de transmitir de forma eléctrica, como un cable de la luz,
las activaciones eléctricas que se generen en un foco al
resto del corazón.
Anatomía de la generación y la conducción
de los impulsos cardíacos
El corazón está formado por cuatro cavidades. Dos peque-
ñas cavidades llamadas aurículas, en la parte alta, recogen
la sangre que llega al corazón como si fueran dos bolsas. En
la aurícula derecha reside la zona cardíaca que más impul-
sos crea por minuto, el nodo sinusal; de ella sale la inmensa
mayoría de los latidos normales. Esta zona está formada