LIBRO DE LA SALUD CARDIOVASCULAR
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resucitación cardiopulmonar básica. Esperar a que acuda
un médico para comenzar la resucitación supone perder un
tiempo precioso que puede repercutir en la recuperación
del paciente. El equipo de enfermería, principalmente el
de unidades especiales (unidades de cuidados intensi-
vos, unidades coronarias, plantas de cardiología, etc.),
también debería estar entrenado en ciertos aspectos
de resucitación cardiopulmonar avanzada, como el uso
correcto del desfibrilador eléctrico. En Estados Unidos
se hacen campañas de educación a la población gene-
ral sobre la práctica de la resucitación cardiopulmonar
básica.
Indicaciones para iniciar una resucitación
cardiopulmonar
Hay que comenzar las maniobras de reanimación cardio-
pulmonar en todo paciente inconsciente, que no respire
espontáneamente y que no tenga pulso carotídeo o femo-
ral palpable, excepto en los siguientes casos:
- La parada cardiorrespiratoria es la consecuencia
final de una enfermedad irreversible. - El sujeto presenta signos inequívocos de muerte
biológica (frialdad, rigidez, livideces, etc.). - El sujeto lleva indudablemente más de 10 minu-
tos en parada cardiorrespiratoria sin que se hayan
iniciado maniobras de reanimación, excepto en
casos de hipotermia, ahogamiento o intoxicación
por barbitúricos.
En estos tres primeros supuestos, la tolerancia del
cerebro a la isquemia puede ser mayor. - Existe una orden explícita de no reanimar en caso
de parada cardiorrespiratoria dictada por el médico
responsable del paciente debido al pésimo pro-
nóstico de éste en virtud de sus enfermedades y
su situación biológica.
Hay que reseñar que en el escenario de una parada
cardiorrespiratoria puede ser muy difícil evaluar la pre-
sencia de pulso, especialmente cuando los reanimadores
no son expertos. Por ello, la última revisión de las guías
de práctica clínica del Colegio Americano de Cardiología
y de la Sociedad Americana del Corazón, del año 2005,
recomienda no retrasar el inicio de las maniobras de reani-
mación ni interrumpir excesivamente su continuidad
intentando certificar la ausencia de pulso. Si en un período
de 10 segundos no se aprecia pulso palpable, habrá que
actuar como si no lo hubiera.
Protocolo de resucitación cardiopulmonar
El protocolo de resucitación cardiopulmonar está per-
fectamente establecido y sistematizado. Existen dos
niveles de maniobras de reanimación. Las básicas inclu-
yen todas aquellas medidas que en teoría puede poner
en práctica un ciudadano sin formación médica y sin
ninguna dotación particular. El protocolo de reanima-
ción cardiopulmonar básica se representa en la figura 1.
Comienza con una serie de pasos que conducen al
diagnóstico de parada cardiorrespiratoria y, en ausen-
cia de los supuestos previamente mencionados que
FIGURA 1. Protocolo de reanimación
cardiopulmonar básica
Evaluar los movimientos
Si el sujeto no muestra movimientos espontáneos
ni responde a estímulos, pedir ayuda
Evaluar el pulso
Si no se palpa, asumir que no hay
Desfibrilación
inmediata
si FV o TV
(1 choque de máxima energía)
y continuar masaje cardiaco
Desfibrilación
inmediata
si FV o TV
(1 choque de máxima energía)
y continuar masaje cardíaco
Continuar
masaje cardíaco
y ventilación
durante 2 min
Continuar
masaje cardíaco
y ventilación
durante 2 min
Evaluar ritmo,
necesidad de desfibrilación,
y pulso cada 2 min
Parada presenciada o de
duración menor de 4-5 min
y desfibrilador disponible
Parada no presenciada o de
duración mayor de 4-5 min
o desfibrilador no disponible
Si no hay pulso:
iniciar masaje
cardíaco
100 compresiones/min
30 compresiones / 2 ventilaciones
Si hay pulso:
ventilar
1 ventilación / 5-6 s
Evaluar el pulso
cada 2 min
- Elevar la mandíbula
- Si no respira, ventilar dos veces en dos segundos
Evaluar la respiración
FV: fibrilación ventricular; TV: taquicardia ventricular.