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Capítulo 71
Del síntoma a la enfermedad cardiovascular:
el papel del médico de familia
Dr. Emilio Cervera Barba
Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria del Área 7
de Atención Primaria, Madrid
Dra. Sofía Garrido Elustondo
Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Unidad de Formación e Investigación del Área 7
de Atención Primaria, Madrid
La atención primaria
El Sistema Nacional de Salud en España se divide en dos
grandes niveles: atención primaria (AP), que es la asisten-
cia sanitaria de primer contacto con el ciudadano, y aten-
ción especializada (AE), propia de un proceso diagnóstico
y terapéutico de mayor complejidad, cuyo núcleo central
está constituido por los hospitales.
La AP fue definida en la conferencia de la Organi-
zación Mundial de la Salud (OMS), celebrada en Alma Ata
(Kazajistán) en 1978, como «la asistencia esencial, basada
en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fun-
dados y socialmente aceptables, puesta al alcance de
todos los individuos y familias de la comunidad». Dicho
de un modo más sencillo, es la asistencia de primer nivel
que prestan a la población los médicos y otros profesiona-
les sanitarios. Representa, por tanto, el primer contacto de
los individuos, la familia y la comunidad con el sistema de
salud y, en esa medida, acerca lo más posible la atención
sanitaria al lugar donde residen y trabajan. En nuestro país,
la AP se desarrolla desde los centros de salud y los consul-
torios rurales extendidos por los diferentes barrios de las
ciudades y pueblos.
Cuatro cualidades principales concretan las aspira-
ciones de la AP: debería ser integral, integrada, continuada
y accesible.
La AP es integral en la medida en que considera
a la persona desde su esfera biopsicosocial (biológica,
psicológica y social). Estos tres elementos están relacio-
nados entre sí y determinan, en consecuencia, las nece-
sidades de salud. La dimensión biopsicosocial sirve para
orientar tanto el diagnóstico como el tratamiento de una
enfermedad. Es una realidad que el paciente, numerosas
ocasiones, se acerca a la consulta con un síntoma que per-
cibe como algo puramente físico y que el médico deberá
relacionar con el todo que configuran en ese paciente su
cuerpo, su psicología, su familia y su entorno social.
La AP también es integrada, ya que desarrolla acti-
vidades que abarcan desde la promoción de la salud y la
prevención, hasta el diagnóstico, el tratamiento y la rehabi-
litación de una enfermedad. Desde este ángulo, se entien-
den mejor algunas de sus acciones específicas, como los
talleres de educación para la salud dirigidos a los pacientes
con enfermedades crónicas; la administración de las vacu-
nas, de acuerdo con los calendarios previstos; o las inter-
venciones dirigidas al abandono del hábito fumador.
El tercer pilar de la AP es que sea continuada. Atiende
al paciente a lo largo de su vida; es, por tanto, una atención
personalizada en el tiempo. De hecho, muchos médicos
conocen al paciente antes de nacer, han sido testigos de
su evolución física y psíquica, han accedido a su entorno y
hábitos y, además, atienden al resto de la familia.
La última cualidad de la AP es que sea accesible. En
otras palabras, el ciudadano ha de poder contactar fácil-
mente con los recursos sanitarios y utilizarlos de un modo