Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

(alangleds1) #1

Suponen que el mar se extendía en principio hacia el sudeste y
que su nivel fue aumentando más tarde. Mediante tomas fo­
tográficas aéreas de la actual zona norte del Golfo Pérsico, los
geólogos esperan encontrar rastros de antiguos asentamientos
cubiertos ahora por la superficie de las aguas. Según esta con­
cepción, los cantos rodados y las masas de légamo que arrastra­
ban los ríos habrían ido depositándose a lo largo del curso de
éstos antes de llegar a la costa. Pero quedaría sin respuesta la
pregunta de por qué los pantanos y mares interiores de la parte
sur de Babilonia no fueron igualmente cegados por estas sedi­
mentaciones. Dicha circunstancia se explicaría por un continuo
hundimiento del terreno, que mantendría un relativo equili­
brio con las sedimentaciones de lodo.
Esta nueva teoría geológica sobre la formación del suelo en el
sur de Babilonia tiene que ser detenidamente examinada en el
futuro por los arqueólogos. Hasta el momento afirman no ha­
ber encontrado otros asentamientos más al sur de Eridu. Sólo
las futuras excavaciones, que tendrán que ser mucho más pro­
fundas, nos permitirán formarnos una clara opinión sobre esta
cuestión.


El Eufrates y el Tigris: arterias vitales del país

El Eufrates, llamado Buranunu por los sumerios y Purattu
por los acadios, nace en las altas montañas armenias, atraviesa
en rápido curso las montañas de Asia Menor (Tauro y Anti-
tauro), llega hasta la falda del Amano y cambia allí su curso ha­
cia el sudeste. Al llegar a la llanura pierde velocidad. Las ribe­
ras son bajas y en la época de las inundaciones anuales las aguas
recubren ampliamente la zona. El Tigris (en sumerio Idigna y
en acadio Idiqlat) nace igualmente en Armenia, donde sus
fuentes se encuentran a una altura aproximada de 2.000 m. Se
abre paso hacia el este a través de las montañas curdas y cambia
luego su dirección hacia el sudeste. Es mucho más rápido y
caudaloso que el Eufrates. El recorrido total del Tigris abarca
cerca de 1.950 km. y el del Eufrates aproximadamente 2.770
km. En su curso bajo, el Eufrates atraviesa una inhospitalaria
región de lagunas pantanosas que los babilonios designaron
con el nombre de «Río amargo». El Eufrates corre por esta zona
hasta su desembocadura en el Golfo Pérsico. Para los babilo­
nios éste era el «Mar Bajo», por contraposición al Mediterráneo,
al que llamaban «Alto».
Los dos ríos cuentan en total con pocos afluentes. El Eufrates
recibe por la izquierda al Balíkh y al Khábür; por la derecha,
sólo al insignificante Sadshür (hoy Sájür). En el Tigris desem­
bocan, en el lado este, el pequeño y el Gran Záb y el Diyála
(que en asirio se llamaba Turnatu). Probablemente, otros dos
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