Una sesión suele durar aproximadamente una
hora. Y aunque una hora es el tiempo ideal,
si se realiza por menos tiempo no es un
obstáculo para que resulte efectiva.
En muchas ocasiones el tiempo de sesión suele
ser menor, ya que la persona tratada no puede
permanecer por mucho tiempo sin moverse,
debido a dolencias que lo aquejan.
Siempre es recomendable suspender una sesión
cuando la persona tratada manifieste alguna
queja o dolor. Sin problema se puede convenir
un nuevo encuentro para otro momento en que
se sienta con mejor predisposición.
Cada caso es particular, por lo que en algunos
bastará con una sesión, mientras que otros
necesitarán más.