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(rjguadog) #1

lejos y nunca, nunca llaman. Y usted se quedó horriblemente solo, sin más
esperanza que encontrar palomas a las que ofrecer migas de pan y niños a los que
ofrecer caramelos.
A Roberto le fue propinada otra severa colleja. Ana, furiosa, le reprochó el
inventarse la vida de los demás y el hacer comentarios hirientes, los cuales, al
parecer, únicamente estaban permitidos si eran de ella a él. El niño pensó que, si
conseguía abstraer la causa última de todas las collejas que recibía, inducir la
esencia a partir de la existencia, podría evitarlas en el futuro, pero aún no había
dado con la clave. Su amiga le gritó hasta que se percató de las lágrimas que caían
del bondadoso rostro de Antón Lieja.
¿Había acertado Roberto?
—¡No puedo creerlo! —exclamó Ana—. Un general victorioso como usted no
se quedaría solo, salvo que tal fuera su voluntad. Todo el mundo del inte... ¡Todo
el mundo sabe quién es Lieja!

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