Raices Puertorriqueñas Historia de Añasco

(Anascopr) #1

el río de Camuy, que dista once leguas; y en todo este distrito no hay
otra iglesia sino es la ermita del Hormigueros; declárase, que todos los
feligreses desde distrito pertenecen a dicha Parroquia de San Germán,
cuyas obligaciones se pondrán al fin de la descripción de todas las
iglesias desta ysla”.
Se ve por esta descripción que tomamos del Sínodo de Haro lo
escasa que estaba la Isla de sacerdotes en esa época, teniendo un
capellán que repartir el año en dos o tres iglesias.
Por otra parte, el país estaba muy pobre. Con grandes apuros
se sostenían esas ocho parroquias: Capital, San Germán, Arecibo,
Coamo, Manatí, Toa, Loíza y Río Piedras. Ya en tiempo de Haro se
consideraban como parroquias rurales.
Los dueños de los ingenios tenían la obligación de contribuir
al capellán de su distrito con cincuenta pesos al año, pagado
semestralmente. Además, tenían el deber de proveer de ornamentos,
vino y cera, y de todo lo necesario para celebrar. El capellán tenía
derecho al hospedaje gratis en el ingenio mientras ejercía su sagrado
ministerio, también se les facilitaban caballos gratis. Los dueños de las
estancias pagaban al capellán de su distrito ocho reales de plata o sea
un peso, por cabeza de cada uno de sus esclavos, al año.
El oir misa los domingos era obligación general para los que
vivían junto a las iglesias y ermitas, y a una legua a la redonda del
templo. Los vecinos que vivían más retirados tenían que verificarlo
cada quince días; un mes para los que vivían a tres leguas de distancia y
cada cuatro meses los que tenían su residencia a cuatro o seis leguas. El
que faltara al precepto tenía tres reales de vellón de multa, cuya multa
se dedicaba a la cera del Santísimo Sacramento.
Los párrocos rurales tenían el deber de enseñar a leer y
escribir a los hijos de los indios; y los encomenderos de fabricar
ermitas con tal fin. Todo esto fue decayendo, hasta ser letra muerta;
mal podían doctrinar en castellano a una gente que no sabía ni jota de
este idioma; y aprender el de los indígenas en debida forma con
vocabularios y gramáticas, que aún se conservan, vinieron a hacerlo los
frailes del continente...
Este sínodo terminó el 6 de mayo de 1645.
(1) Fray López de Haro y Vallalda era natural de Toledo; pertenecía a
la Orden de los Trinitarios. Nació en 1581 y falleció en 1648 de la
fiebre amarilla que asoló las Antillas en ese año. La Corona lo
propuso a la Sede Apostólica para Obispo de Puerto Rico y el Papa
lo eligió en 13 de Junio de 1644 consagrándose en la iglesia de
Trinitarios Calzados de Madrid.

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