como La Feria. En las costas del Partido de Aguada se colocaban
ranchones temporeros para despachar las necesidades inmediatas. Del
sur venían embarcaciones con sus productos. Algunos vecinos de
Mayagüez, por ejemplo, transportaban comestibles en yuntas de
bueyes, cruzaban el Río Grande de Añasco, en los ancones de “Los
López” e intercambiaban allí sus productos.
Culto Religioso
Los vecinos apartados de la zona urbana tenían grandes
inconvenientes, especialmente en el culto religioso. La Constitución
Sinodal número XIII, estipulada la práctica de oír misa de la siguiente
manera: aquellos vecinos entre 1-2 leguas, debían oír misa cada 15
días; los de 3 leguas, una vez al mes; de 4-5 leguas, una vez cada dos
meses; los de más leguas, cuatro veces al año (la misa de Navidad,
Resurrección, Espíritu Santo y otra en Cuaresma). La Constitución
Sinodal número XV permitía desde 1644, el establecimiento de Iglesia
o ermita para el consuelo espiritual de los feligreses que distaban más
de 6 leguas de la Iglesia más cercana, obligándose a tenerla en pie y
sustentar un capellán tres meses al año, que asistiría por un mes cada
cuatro transcurridos. No sabemos cuándo se edificó la ermita de San
Antonio de Abad de Añasco, pero se sabe que los habitantes de la
banda sur del Partido de la Aguada, emprendían agobiantes marchas, de
entre 3-5 leguas, para recibir algún culto en la Iglesia de San Francisco
de Asís.
Bibliografía:
Cardona Bonet, W. A. (1985). Aguada: notas para su historia. San
Juan, P.R.
Cardona Bonet, W. A. (1986). Rincón: notas para su historia. San
Juan, P.R.
Figueroa, L. (1979). Breve Historia de Puerto Rico. (Ed. Revisada,
Vol. 1). Río Piedras, P.R.: Editorial Edil, Inc. Pp. 83, 84, 85, 100, 101,
102, 112.