reacciona o se adapta, pero al mismo tiempo no tiene vida y
conciencia propias. Con esa actitud ciega, es muy difícil que la
humanidad pueda comprender los verdaderos fundamentos de
la materia que van más allá de la física para entrar en la
metafísica. Ellos se esconden diciendo que necesitan pruebas
materiales para cosas espirituales, es como decir que no
reconocen la existencia de la conciencia o el sentimiento solo
porque no se pueden pesar.
El espíritu también es semejante a un pequeño sol, porque es
esférico y provisto de su propia energía, cuando un espíritu se
reencarna en un cuerpo, en realidad se instala en el cerebro que
tiene su misma forma circular y toma el control del cuerpo a
través de las neuronas que le sirven como interruptores.
También tiene la capacidad de hacerse invisible a voluntad o
brillar como una pequeña estrella. En realidad, nosotros somos
el espíritu, y el cuerpo solo es el instrumento del que nos
servimos para manifestarnos en la materia porque esta nos
ofrece toda la diversidad de emociones que el espíritu necesita
para ser feliz.
Contra esa actitud materialista que niega la vida eterna del
espíritu y que reconoce a la materia la acción, pero al mismo
tiempo y de forma contradictoria le niega la vida y conciencia
propia, el ser humano se condena a ver solo una parte de la
realidad negando la restante. Cuando solo se reconoce la parte
material de la vida es como reconocer solo la parte masculina del
universo, por eso, es necesario reconocer también la parte
femenina y espiritual para estar en consonancia con la
naturaleza. Reconocer solo la parte material de la vida vuelve al
hombre seco, áspero y sin alma, o mejor dicho le vuelve opaco
para sentir de forma plena las emociones del alma, lo que le hace
incapaz de ser plenamente feliz. En realidad, todas las personas
antonio.p
(Antonio.P)
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