en justicia le corresponda sin abusar de él. Por eso lo mejor es
dividir el día en tres partes, una para trabajar otra para el tiempo
libre y otra para descansar, de este modo el tiempo dedicado a
trabajar debería ser de ocho horas diarias como máximo y al
menos un día libre por semana. Además, conforme nos vayamos
haciendo mayores y perdiendo nuestro vigor físico ese periodo
de ocho horas se podría ir reduciendo para adaptarse a nuestras
propias capacidades.
Tampoco debemos cometer el error de dejarnos dominar por la
prisa, porque cuando tratamos de vivir la vida con demasiada
velocidad y sin reflexionar las cosas adecuadamente perdemos la
posibilidad de prestar a cada cosa la atención que se merece y la
vida se termina sin que hayamos podido aprovecharla. Una
persona que dedica demasiado tiempo a trabajar o hace las
cosas con demasiada precipitación termina siendo esclava de su
trabajo y solo llega a conocer la parte superficial de la vida.
Cuando una persona vive de esta manera, llega a la vejez
habiendo hecho muchas cosas, pero sin haber aprovechado
ninguna de ellas, por eso, tenemos que dedicar a cada cosa el
tiempo que en justicia le corresponde.
En realidad, nuestro cuerpo y toda la tecnología que hay en su
interior, ha sido construida por nosotros por medio de nuestro
trabajo cuando estábamos en la dimensión espiritual. Todo ese
esfuerzo evolutivo tiene como finalidad hacer que nuestro
cuerpo evolucione hasta que sea perfecto. El progreso de la
ciencia tampoco puede ser ilimitado, porque su finalidad es
completar la capacidad técnica que corresponde tener al
hombre. Esto es así, porque la dimensión humana tiene un
ámbito de desarrollo definido, por eso, lo que la sociedad llama
progreso, solo es el proceso que debemos seguir para construir
la civilización. Este proceso inicial es equivalente a la niñez en la
antonio.p
(Antonio.P)
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