El mito de considerar que hay espíritus o dioses que gobiernan
los planetas procede de la mitología prehistórica que
consideraba que cada planeta era un dios solo por el hecho de
vivir en el cielo y en consecuencia pensaban que tenía poder
directo sobre todos los asuntos de las personas, así es como
nació la creencia en la astrología. Otros pensaban que el planeta
como tal no era un dios pero estaba gobernado por un espíritu
divino. La explicación más adecuada es, que tanto si
consideramos a los astros por separado o bien a todo el universo
junto formando parte de un solo ser, no debemos considerarlos
dioses solo porque nos impresiona su tamaño, ni tampoco es
correcto pensar que otros espíritus los gobiernan, porque si
reconocemos que son seres vivos como nosotros entonces
debemos considerar lógico que se puedan gobernar a sí mismos.
Es un gran error pensar que los planetas son dioses solo porque
son grandes, porque el hecho de que tengan un gran tamaño no
justifica que se les considere dioses del mismo modo que las
ballenas o las jirafas son más grandes que las personas pero en la
escala evolutiva ocupan un puesto inferior.
Es razonable decir que el sol mediante su gravedad gobierna el
sistema solar porque el resto de planetas giran a su alrededor,
pero eso no significa que sea un dios o haya un dios en su
interior que lo gobierne a él. Tampoco tiene sentido creer que
los planetas son seres con vida propia, y al mismo tiempo creer
que necesitan un espíritu ajeno a ellos para que los controle,
porque, si un planeta o el sol necesitasen de un espíritu para que
los gobierne ¿significaría eso que los astros son tan estúpido que
no se pueden gobernar a sí mismos? Por eso, lo correcto es
considerar a los planetas o al sol como seres vivos y en
consecuencia capaces de administrar sus propios asuntos sin
necesitar a ningún espíritu o entidad ajena a los propios astros.
antonio.p
(Antonio.P)
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