sino que es lo normal, porque la vida en la materia tiene que ser
por naturaleza más física, sensual y dedicada a los placeres de los
sentidos físicos que la que realizan los filósofos, porque si todo el
mundo se dedicara a la filosofía el mundo no podría funcionar. El
filósofo, en cambio, trata de ser feliz con su mente investigando
y soñando con un mundo ideal para luego entregarlo a los demás
para que entre todos sea posible hacerlo real. Si lo vemos desde
ese punto de vista, un filósofo es, en realidad, un explorador de
la mente que disfruta descubriendo nuevos territorios cuando
aún el mundo no ha terminado de completar su desarrollo
tecnológico y moral. Esto significa, que en circunstancias
normales lo correcto es que las tareas físicas nos ocupen el 85%
del tiempo y las de tipo filosófico, meditativo o espiritual nos
ocupen solo un 15% excepto en el caso de los filósofos o algunos
científicos que es al revés, así es como el mundo alcanza su
equilibrio. Esto significa, que la cantidad de tiempo que la
población debe dedicar a la meditación está regido por la norma
y la excepción que determina que los trabajos físicos deben ser la
norma y la meditación profunda o el estudio de la metafísica
debe ser la excepción. Esto es lo correcto para la mayoría de la
población pero en cambio, para los filósofos, sería al revés,
porque de este modo es como la humanidad adquiere, en este
aspecto, el equilibrio de potenciales.
Hay que tener en cuenta, que el objetivo de la vida es ser feliz y
la felicidad se puede obtener tanto del plano material como del
plano espiritual por eso, la clave está en combinar
adecuadamente ambos planos dimensionales. Lo que trato de
demostrar con esto es que la vida que viven los profetas o los
filósofos puede ser emocionante por su capacidad para poder
visualizar en su mente el mundo del futuro, debido a sus
descubrimientos incluso se les puede considerar seres
antonio.p
(Antonio.P)
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