evidencia que muchas cosas que la gente considera verdades
incuestionables no son otra cosa que burdos prejuicios, pero que
se siguen manteniendo porque a muchos les interesa que la
gente siga creyendo en ellos para que su situación de privilegio
no cambie. Es posible, que el asalto al capitolio ocurrido en
Estados Unidos en enero del 2021, sea uno de los síntomas de
esa crispación social que no encuentra el camino para salir al
exterior. El éxito mal llevado también puede desembocar en la
degeneración social como le ocurrió a Roma dos mil años antes.
Es triste que siendo una excelente república al principio, sin
embargo, terminó convertida en una de las más vulgares
dictaduras al final.
En la actualidad, y sobre todo en los países occidentales, vivimos
en una época de anarquía y degeneración social en la que ya no
se respeta ni a doctores, ni a policías, ni a profesores, porque
sufren agresiones continuamente, y el poder se preocupa más
por los intereses de los asesinos que por los derechos de las
personas decentes. En cualquier caso, es imposible saber con
seguridad si llegará a producirse un conflicto civil mundial o no,
pero sería deseable por el bien de la humanidad, que tanto los
gobiernos como los ciudadanos vuelvan a poner la dignidad y la
ética por encima del mero interés material como ocurre en este
momento. Es evidente, que el mundo no habrá superado su
actual nivel de confusión social hasta que acepte dar a la
espiritualidad el mismo valor que le da a lo material, porque esa,
es la asignatura que le queda para completar su desarrollo.
La actitud de los políticos es cada vez más similar a la que tiene la
iglesia católica, porque con el fin de mantener sus privilegios
tratan de convencer a los ciudadanos de que la realidad es lo
contrario a lo que es. Esto ya ocurrió en el pasado cuando la
iglesia perseguía a los astrónomos para quemarlos vivos por
antonio.p
(Antonio.P)
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