El origen del cosmos

del hombre representa el punto central. Las extremidades
extendidas también representan la cruz o la equis universal que
divide lo vertical de lo horizontal, el arriba del abajo y la
izquierda de la derecha. La cabeza, además de representar el
punto blanco central también representa la materia, lo
masculino y el mando. Por eso, la cabeza es circular y el cuerpo
es rectangular igual que el cuadrado negro, esto se debe a que el
cuerpo con respecto a la cabeza es femenino. La cabeza es un
círculo y el cuerpo es un rectángulo, uno es masculino y circular y
otro es femenino y rectangular, los huesos del cuerpo también
representan lo femenino o cristalino y la carne también
representa la dimensión masculina o solar.
Un átomo y una ciudad también tienen un paralelismo, porque el
átomo se divide entre un núcleo de gobierno masculino o
positivo y una zona periférica femenina o negativa. Del mismo
modo la ciudad tiene un núcleo en donde se ubica la sede del
gobierno y la zona periférica representa la zona femenina o
gobernada. El calor está en conexión con el día y lo masculino, y
el frío está en conexión con la noche y lo femenino, por eso, se
asocia el sol con lo masculino y los planetas con lo femenino. El
sistema solar o las galaxias también son otras versiones más
grandes del átomo o la ciudad.
Un huevo, a su vez, está en conexión con la primera partícula
que existió en el universo, porque del mismo modo que de un
huevo sale un animal, de la primera partícula surgió el universo.
En el huevo, primero se desarrolló el animal mediante la escisión
celular de la primera célula antes de romper la cáscara, y en el
huevo universal primero se dividió la primera partícula en
muchas otras antes de desarrollar las leyes físicas. Después de
tener esto organizado, se rompió la cáscara de esa primera
partícula que después de multiplicada en una cantidad inmensa