STARTERS
A bAJA TEMpERATuRAnunca serían como ellos. Las mesas, aunque
eran numerosas, estaban muy separadas en
un espacio abrumador de más de 2.700 metros
cuadrados. Los comensales no se oían pero se
veían. ¿Y a quién veían? A la ex primera dama
Jackie Kennedy, a diseñadores como Calvin
Klein, a periodistas como Dan Rather, a
políticos como Henry Kissinger o a banqueros
como el titán de Citigroup Sandy Weill.
Es verdad que, poco a poco y hasta su cierre
el verano pasado, las comidas, que eran su
fuerte al principio, se convirtieron también
en cenas. Al mismo tiempo, a la vieja nobleza
de la política y los negocios se incorporaron
celebrities populares como Bono, Leo DiCaprio
o Naomi Campbell y, por fin, los Picasso,
Miró y Rothko se vieron acompañados por los
chorretones de color y magistrales travesuras de
Andy Warhol. Estaban intentando renovarse
con pies de plomo.l
a vieja guardia, por supuesto, tenía
sus razones. Hablamos de un espacio
diseñado por Mies van der Rohe y su
discípulo Philip Johnson que estaba
repleto, como era de esperar, de paredes de
vidrio, vigas de acero, cortinas relucientes
de metal y soberbias obras de arte. Era pura
vanguardia. En los años buenos, se disputaron
las paredes y la atención de los clientes, casi
como niños malcriados, obras rompedoras de
Picasso, Miró, Pollock o Rothko. De todas ellas
quizás la más impactante fuese la escultura de
Richard Lippold, un ramillete con decenas de
varillas de bronce que colgaban del techo del
bar como si fuesen bisturís.
Aquel restaurante había congregado desde
1959, y con una suerte desigual en cada década,
a lo mejor de la sociedad estadounidense,
cuyos miembros sabían que tropezarían allí
con sus pares bajo la atenta mirada de los que
Los más
ilustres
personajes de
la vida política y
empresarial se
daban cita en el
Four Seasons.la exclusiVidad
coMe eN PaRk aVeNue
El legendario Four Seasons de Nueva York reabre sus puertas reinventado en
tres espacios. El viejo volverá también a solo unas manzanas. Escojan mesa.texto goNzaLo ToCa