C
on frecuencia hemos escuchado que las perso-
nas, de acuerdo a su nacionalidad, tienen un olor
particular; se debe al tipo de dieta que acostum-
bran. Por ejemplo, los latinoamericanos tenemos una
alimentación basada primordialmente en maíz, frijoles
y chile; es posible que nosotros no lo notemos, pero
cuando gente originaria de otros lugares está cerca de
nosotros, detecta ese olor tan peculiar que expedimos.
Higiene y una dieta sana
Hemos crecido con la idea de que ser aseado basta
para evitar los malos olores, desde luego esto es un
primer paso, pero no el único. Nuestro organismo
está dotado de glándulas sudoríparas apocrinas, las
cuales se encuentran en zonas corporales con vello
como las axilas, las ingles y el pubis, que tienen la
función de secretar el sudor y pueden generar mal
olor debido a las bacterias.
“El sudor es una manera en la que el cuerpo se des-
hace de las toxinas, así que cuando tenemos una
alimentación deficiente, compuesta por productos
dulces, frituras, embutidos, ricos en grasas, incluso
algunos otros que son de difícil diges-
tión o que tienen naturalmente
olores fuertes, estos influyen en
la manera en que olemos, aun
cuando nos aseemos ade-
cuadamente o utilicemos
desodorantes o perfumes”,
explica el doctor Alberto
López, médico adscrito a la
Secretaría de Salud.
Los orientales, cuya dieta
está influenciada por las
especias, la carne de puer-
co, el ajo y la cebolla, tie-
nen un humor muy fuerte,
que solemos asociar con
un problema relacionado
con los hábitos de higiene,
aunque no necesariamente
es así: existen algunos ali-
mentos que al no digerirse
fácilmente, o por sus com-
ponentes químicos, nuestro
cuerpo elimina también por
medio del sudor.
Saludable JUNIO 2017 • 17