El Mundo - 05.11.2019

(WallPaper) #1

P A P E L


EL MUNDO. MARTES 5 DE NOVIEMBRE DE 2019 HOJA Nº 25


L I T E R A T U R A

LO MÁS SORPREN-
DENTE de la historia de
EL MUNDO es que, 30
años y cinco directores
más tarde, en medio de
una etapa enormemente turbulenta de la
Historia de España, no es hoy una caricatu-
ra o directamente una contradicción de lo
que empezó a ser en 1989: un periódico
liberal e irreverente que defendía el repor-
terismo investigativo. No ha dejado a lo
largo de su existencia de ejercer de ambas
cosas, atrayéndose problemas y presiones y
también, en varias ocasiones, sacando a la
luz informaciones que los poderosos
hubiesen deseado mantener ocultas.
Como decía hace unos días nuestro
director, Francisco Rosell, y subrayaba
luego aquí nuestro compañero Luis Oz, una
tarea fundamental de quien lleva el timón
de la nave es que «el director debe ser un
pararrayos que permita trabajar en libertad
a la redacción». Y lo han sido.
En lo personal las cosas son siempre más
accidentadas, y este cronista se encontró
con alguna dura sorpresa hace años, pero
esos asuntos particulares son peccata
minuta en la vida de una institución al
servicio de sus lectores como debe ser un
gran periódico. Y alguno de nuestros
rectores, precipitadamente llegado a esta
Redacción tras muchos años fuera de
España, no llegó a comprender del todo esa
función esencial –ni un solo día se interesó
siquiera por lo que las páginas de
editoriales y opinión del diario iban a
publicar al día siguiente– y luego se desfogó
con un escrito culpando al lucero del alba.
Pero ni por esa circunstancia se llegó a
quebrar la trayectoria de EL MUNDO, pese
a las dificultades políticas y económicas,
pese a la merma de medios tras la crisis de
2008 que coincidió con la de todo el sector
de la prensa escrita.
No han sido ni son tiempos fáciles. A las
dificultades políticas de los inicios se
vinieron a agregar las materiales. Somos
menos numerosos ahora los que aquí
escribimos tras el impacto fulminante de los
agregadores, las redes sociales y todo ese
mundo de internet que ha socavado la base
de los ingresos del sector y lo está obligando
a reinventarse dolorosamente. Pero nuestro
periódico ha cumplido tres decenios que, ni
siquiera en aquellas circunstancias más
favorables de 1989 –en lo material, que en lo

político nunca ayudaron mucho–, podíamos
estar seguros de cumplir.
Tres decenios son más de media vida laboral
para un periodista, y éste que firma ya no era
un niño cuando empezamos a vivir en la calle
de Sánchez Pacheco. Uno no puede más que
estar agradecido a la oportunidad de formar
parte de este esfuerzo colectivo por mostrar a
nuestros conciudadanos la realidad con tan
pocos velos y deformaciones como pudimos, y
quizá de poder continuar algo más.

HOJEANDO / ZAPEANDO


UN PERIÓDICO


QUE NO SE HA


TRAICIONADO


A SÍ MISMO


POR VÍCTOR
DE LA SERNA

Si le preguntas qué le debe
al teatro toma aire, pero no
titubea. Deja los ojos
sueltos, encoge los
hombros, junta las manos
como un flamenco y echa
frases al aire que parecen
llegar del fondo del
hipotálamo: «Le debo un
lugar desde donde mirar el
mundo y en el que poder
encontrarme con los otros.
Le debo entonces una casa
abierta, la posibilidad de un
nosotros». Y es
exactamente así cuando
lees sus textos, cuando ves
sus obras en escena.
Alberto Conejero (Vilches,
Jaén, 1978) escribe con una
voluntad de ser también
ellos: esos que cuentan,
esos que miran. Su teatro
es una combinación de voz,
de memoria en marcha, de
mirada hacia atrás para
impulsarse.
La piedra oscura, sobre el
último amor de Federico
García Lorca, lo puso en
órbita. Y le dio sitio en ese
espacio donde hoy domina
la escena: un teatro que
nace del furor y del misterio
de lo poético. Por esa senda
crecen también otras dos
piezas: Todas las noches de
un día y La geometría del
trigo. Y eso, el rastro de lo
poético en su obra
dramática, es una de las
razones primeras que llevó
al jurado del Premio
Nacional de Literatura
Dramática a concederle el
galardón, que convoca el
Ministerio de Cultura y está
dotado con 20.000 euros.


«Los dramaturgos y los
poetas compartimos la
devoción y el temor ante las
palabras», dice. «Sentí
vértigo cuando publiqué
hace años Si descubres un
incendio, el primer
poemario como tal. Me
daba pudor decir ‘soy un
poeta que escribe
fundamentalmente para el
teatro’. Pero es lo que soy».


  • ¿Y La geometría el trigo
    cómo la concibió?

  • Está escrita a pie de
    ensayo, con los actores. Los
    ensayos revelan aquello que
    el papel a veces esconde y
    sirven para despojar al texto
    de presuntos hallazgos
    literarios que son, sin
    embargo, escollos en el
    escenario; los ensayos te
    obligan a dejar los huecos
    que la escritura teatral
    siempre ha de dejar. Quiero
    seguir haciendo teatro así,
    escribiendo también con los
    actores, a pie de escena. La
    geometría fue producción
    propia, una locura...


Al margen de lo que pita
en cada momento, Alberto
Conejero, colaborador de La
Esfera de Papel, hace
camino a solas, armando su
propia tradición y buscando
por otros caladeros. De
algún modo se anticipa con
un teatro que siempre está
ahí. En apariencia, suave.
En su centro, convulsivo,
agitador, dispuesto a tomar
partido. «Creo en la
potencia radical de la
palabra teatral, ésta es una
palabra física, arrojada de
un cuerpo a otro (y siempre
termina en el de los
espectadores) en el mismo
tiempo y en un mismo
espacio. Cuerpo, palabra,
tiempo y espacio... ésa es la
encrucijada», advierte.
El trabajo de Conejero no
es de cañamón histórico,
directamente se aviva en el
presente. Ahora investiga en
el ahora. Y en esa dirección
está escribiendo.
Atendiendo al ruido de la
calle: «Miro alrededor con

inquietud, con estupor y
últimamente con algo de
miedo. Aprendo también a
callar, no por cobardía sino
porque hay un exceso de
opinión repentina, de
lenguaje irreflexivo; nos
arrojamos monólogos y a
eso lo llamamos diálogo,
pero eso no es así».
En verdad es el desgüace
de lo plural, de la diferencia.

EL MUNDO HA CUMPLIDO TRES
DECENIOS Y A LO LARGO DE
TODA SU EXISTENCIA NUNCA HA
DEJADO DE SER UN PERIÓDICO
LIBERAL E IRREVERENTE

Premio.


El dramaturgo


y poeta Alberto


Conejero gana


el Nacional de


Literatura Dramática


por su obra ‘La


geometría del trigo’


“MIRO EL


PRESENTE


CON


ESTUPOR


Y ALGO


DE MIEDO”


POR ANTONIO
LUCAS MADRID


‘Nuestra parte de la
noche’, ambientada
en los últimos años
de la dictadura
militar en Argentina,
se ha impuesto a
otros 680 manuscri-
tos y ha ganado el 37
Premio Herralde.
Una novela de más
de 600 páginas que
transgrede los
límites de la
fantasía y del terror.
«Es una novela muy
personal, con todas
mis obsesiones: la
política y el poder,
qué significa la
familia, qué es
América Latina, la
explotación de los
cuerpos...», dice
Mariana Enríquez.

MARIANA
ENRÍQUEZ
GANA EL
HERRALDE

JOSÉ AYMÁ
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