EL MUNDO. JUEVES 5 DE SEPTIEMBRE DE 2019
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ESPAÑA i
Sánchez suda por si Podemos vota finalmen-
te a favor de su investidura y en contra de lo
que le dijeron a Iglesias sus inscritos. El pre-
sidente en funciones disfrutaría de la embria-
gadora y frugal fragancia de la sumisión in-
condicional de su adversario íntimo. Sin em-
bargo, el fragor del día a día evaporaría en
seguida el confitado efluvio. Si Iglesias le apo-
ya, Sánchez tendría que aceptar los votos de
los separatistas y la disolución de las Cortes
no estaría mucho más lejana de lo que lo es-
tá hoy. Sánchez ganaría unos meses para se-
guir amasando el poder y repartiendo rega-
lías entre sus aduladores, pero perdería bue-
na parte de su épica narrativa. La Legislatura
duraría otra vez lo que quisiera Esquerra y en
cualquier caso el trayecto sería un tormento.
El César socialdemócrata quiere ser ungi-
do y liberado de corsés. Por eso desde la mis-
ma noche electoral buscó elecciones. Las per-
sigue y organiza desde entonces. Mucho más
desde los comicios municipales, autonómicos
y europeos, que le sirvieron para afianzar su
posición y domeñar a todos sus barones.
Recapitulemos. No hubo una sola frase
en su discurso de investidura deliberada-
mente fallida que fuera una invitación real,
consistente y cuantificable a Iglesias. Lo
trufó de guiños a la abstención de PP y Cs.
«Disimule un poco», le conminó Iglesias en
su mejor intervención parlamentaria. El
lenguaje, pose y afectación de Sánchez y su
entorno se caracterizan por dar carta de na-
turaleza a una ficción, con la magistral ha-
bilidad de convertirla en hecho probado.
Podemos, su socio preferente, era el apes-
tado interpuesto en la reedición de la mayo-
ría de la moción. Las televisadas y fingidas
negociaciones corrieron en paralelo al de-
bate. Sánchez sostuvo realidad y apariencia
con su probada pericia; tanta que, con él, la
representación penetra y se disuelve en la
cotidianidad sin coste político: véase Nava-
rra y el pacto tácito entre los socialistas de
la comunidad foral y Bildu. Sánchez consi-
gue supeditar los hechos a las palabras. Lo
que sucede es la puesta en escena. «Sin no-
sotros no será presidente nunca», le amena-
zó Iglesias, que ya no está tan seguro de lo
que dijo. Para Sánchez, los comicios de no-
viembre son una segunda vuelta. Pretende
afrontarlos en el contexto de la excepciona-
lidad que suponen unos presupuestos pro-
rrogados desde 2018, las autonomías pidien-
do socorro financiero y el separatismo en pie
de sentencia. Las elecciones se convocan
contra Cs. Por eso los reproches –aunque al-
gunos encarnizados para mostrar el color del
paño– de estos meses a Rivera han sido de
fogueo. El ensañamiento está por venir. Sán-
chez quiere sus votos y luego su rendición.
Cree que en la noche electoral se hallará en
disposición de exigir sin contraprestaciones
el apoyo de Cs, pues considera que Rivera
sólo dispone de una última bala.
Pedro Sánchez
contra Rivera
LIBRE DE MARCA
JAVIER
REDONDO
MARISOL HERNÁNDEZ MADRID
En busca no sólo de los votos para la
investidura sino de un pacto lo sufi-
cientemente sólido que proporcione
a Pedro Sánchez estabilidad y una
legislatura viable. Así encara el
PSOE la negociación que hoy reto-
ma con Unidas Podemos. Con poca
confianza en Pablo Iglesias y una ve-
la puesta a los que dentro de esta for-
mación defienden un acuerdo que
no sólo pase por el gobierno de coa-
lición que reclama el líder morado.
Con la intención de poder alcanzar
un pacto programático con este par-
tido y cederles responsabilidades en
instituciones del Gobierno –fuera del
Consejo de Ministros–, pero también
de que se comprometan a que Sán-
chez podrá gobernar, a que habrá
presupuestos y la legislatura avanza-
rá cuatro años con el respaldo de Po-
demos. Sólo en estas condiciones el
presidente del Gobierno en funcio-
nes y líder del PSOE, Pedro Sán-
chez, aceptaría de nuevo el encargo
del Rey para someterse a la confian-
za del Congreso de los Diputados,
según fuentes del partido. «Sólo si
hay acuerdo, habrá investidura».
Los socialistas han pasado de ape-
lar a la gobernabilidad para deman-
dar estabilidad. Son dos conceptos
parejos pero distintos. Ya no sólo se
trata de conseguir que Sánchez sea
elegido sino de que el Ejecutivo so-
breviva con 123 diputados. Y los 42
de Podemos le resultan fundamenta-
les contra el frente común de la su-
ma de PP, Ciudadanos y Vox. Por eso
la alternativa a la no estabilidad son
las elecciones del 10 de noviembre.
Una convocatoria que dentro del
PSOE dan ya prácticamente por des-
contada, a pesar de la reunión de
hoy entre los equipos negociadores
y de la última propuesta socialista.
Muy pocos creen que Iglesias va-
ya a renunciar a la coalición. Todo
depende, aseguran fuentes socialis-
tas, de que «acepte o no esta oferta».
El PSOE se ha lanzado hacia una
nueva campaña, con actos de perfil
electoral y un programa de gobier-
no de 370 medidas, el que hoy plan-
teará a Podemos, que ha acordado
con organizaciones del ámbito pro-
gresista, por si Iglesias no da su bra-
zo a torcer. Pero si lo hace y se pac-
ta la acción política de un Ejecutivo
socialista, Sánchez quiere concretar
su apoyo parlamentario. El presi-
dente ya dijo el martes que no quie-
re los «votos gratis» de Podemos.
Por ello ha ofrecido instrumentos
de control del pacto: una comisión
en Hacienda, otras dos en el Con-
greso y el Senado y la garantía ex-
terna de una cuarta comisión de ve-
rificación del cumplimiento de la so-
ciedad civil. Mecanismos que no
dejan de ser una forma más de si-
tuar a Podemos en la órbita del Go-
bierno pero sin tenerlos dentro.
Al igual que la oferta de altos car-
gos en instituciones y organismos
como la Comisión Nacional del Mer-
cado de Valores, el Defensor del Pue-
blo o el CIS que la vicepresidenta
Carmen Calvo incluyó, en una entre-
vista en la Ser, entre los posibles, jun-
to a otros de esta índole. Dentro pe-
ro lejos. Órganos del Gobierno y pre-
sencia institucional en entidades
como la Comisión Nacional de Segu-
ridad Nuclear o el Consejo de Esta-
do donde ya se les ha dado entrada.
No en empresas públicas.
El listado de opciones es el que
hoy Calvo planteará a su interlocutor
Pablo Echenique. Todo en función
de si Unidas Podemos «entra o no»
en esta negociación. Por ahora los de
Iglesias siguen instalados en el go-
bierno de coalición. La fórmula que
en julio rechazó –una vicepresiden-
cia social y tres ministerios– y que el
PSOE jura que no volverá a ofrecer.
Ambos partidos se verán después
de que ayer el PSOE mantuviera
contactos con PNV, PRC y ERC. Por
la mañana la vicesecretaria general
del PSOE y portavoz parlamentaria,
Adriana Lastra, y el secretario de Or-
ganización y ministro de Fomento en
funciones, José Luis Ábalos, se vie-
ron con el portavoz de ERC, Gabriel
Rufián, y la portavoz adjunta, Caro-
lina Telechea. Por su parte, el presi-
dente viajó a Santander para entre-
vistarse con el jefe del Ejecutivo cán-
tabro y líder de PRC, Miguel Ángel
Revilla. Y por la tarde el presidente y
Ábalos recibieron en Ferraz al líder
del PNV, Andoni Ortuzar, y al porta-
voz en el Congreso, Aitor Esteban.
Desde los tres partidos se aseguró
que el mensaje que transmite el
PSOE es que no quiere elecciones.
Investidura sólo si Iglesias
garantiza los cuatro años
L El PSOE quiere pacto programático y de presupuestos, y garantías de estabilidad para la
legislatura L ERC y PNV reman a favor del acuerdo pero Ortuzar ve más real otras elecciones
Sánchez saluda al presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, ayer. D. S. BUSTAMANTE
El presidente, ayer, en su encuentro con el líder del PNV, Andoni Ortuzar. A, HEREDIA
Pedro Sánchez, ayer en
Santander, antes de subirse
al Falcon para regresar a
Madrid. DAVID S. BUSTAMANTE