National Geographic Viajes - 09.2019

(ff) #1

que ahora forma parte de un largo
trecho que se conoce como Costa
de Charlevoix. Desde Sainte-An-
ne-de-Beaupré hasta el fiordo de
Saguenay, discurren 200 km que
la Unesco declaró Reserva de la
Biosfera por sus extensos bosques
boreales, que alcanzan el Océano
Atlántico y la separan de la inter-
minable tundra del norte.
Charlevoix atesora una rica
variedad de flores silvestres y de
árboles de hoja caduca y perenne
bajo cuyo dosel se refugian cier-
vos, zorros, alces y osos negros,
que se acercan con frecuencia a la
carretera. Esta zona también sor-


prende con obras de ingeniería na-
tural construidas por los castores,
un animal que se ha convertido
en otro símbolo de Canadá. Estos
roedores acuáticos construyen sus
hogares en los arroyos formando
verdaderas presas de madera que
afectan el curso del agua.

Charlevoix abarca sutiles valles
delimitados por acantilados que
parecen haber surgido para pro-
teger las poblaciones asentadas
junto al río. Uno de estos pueblos
es el encantador Baie-Saint-Paul,
cuyas calles están flanqueadas por
casitas de arquitectura colonial.

Apenas unos 35 km al norte se ha-
lla el Parc des Grands Jardins, una
reserva natural repleta de lagos
cristalinos y oscuros bosques de
taiga, donde se ven manadas de ca-
ribús. Las colinas del parque están
surcadas por senderos que permi-
ten realizar caminatas de distinta
duración. Arroyo abajo, se localiza
la minúscula y tranquila Isle-aux-
Coudres, un islote sembrado de
pequeñas granjas y un molino. El
otro parque nacional de Charle-
voix, el de Hautes-Gorges-de-la-
Rivière-Malbaie, es un paraíso de
lagos, ríos tranquilos y otros de
aguas bravas donde se practica

CHEMIN DU ROY
Esta ruta recorre los
enclaves históricos del
río San Lorenzo. La isla
de Orleans emerge al
fondo de esta imagen.
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