El Mundo - 02.08.2019

(Jacob Rumans) #1

EL MUNDO. VIERNES 2 DE AGOSTO DE 2019
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MUNDO
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LL. M. H. TEHERÁN^
A pocos les amarga volver a casa.
Salvo que su hogar esté hecho trizas,
sus parientes hayan muerto, o se ha-
yan tenido que exiliar, y la guerra al-
rededor persista. Es el caso de gran
parte de los cientos de sirios a los
que las autoridades turcas han de-
portado durante las últimas sema-
nas, en pleno auge del sentimiento
antiinmigrante entre la precarizada
sociedad turca. Ankara amparó la
medida en la necesidad de combatir

la inmigración fuera de control y su
concentración en ciudades.
Las víctimas aparentan ser sobre
todo jóvenes varones. Uno de ellos
es Luai Mohamed, un chico de 23
años que, asegura a la agencia Fran-
ce-Presse, dejó Siria hace siete años
y se estableció en Antalya, una loca-
lidad turística donde trabajaba de ca-
marero. Aguardando en la puerta
fronteriza de Bab al Hawa para ser
expulsado reconocía estar en estado
de shock. Asegura que fue detenido

al llevar en motocicleta al hospital a
un compañero herido en una reyer-
ta con vecinos. «Nos trajeron de
vuelta a Siria en plena noche», dice.
Ahora su destino es Manbiy, de
donde procede, aunque llegar allí no
será fácil. Deberá cruzar los frentes
que separan a las fuerzas opositoras
de las kurdas, que controlan aquella
urbe. Cuando llegue, en Manbiy no
habrá quien le espere. «Mi familia no
está en Siria», asegura.
En 2011, Turquía abrió sus puer-

tas a unos 3,6 millones de sirios. El
régimen de protección temporal que
Ankara concedió a los sirios incluye
sanidad gratuita y derecho a trabajar,
con la condición de no abandonar la
provincia de asignación sin permiso.
En la práctica, la proliferación de
negocios irregulares regentados por
sirios y la mano de obra siria, más
barata, habían alertado a comercian-
tes y trabajadores turcos, especial-
mente en Estambul. Según una en-
cuesta reciente de Konda, el 60% de

los turcos rechaza la presencia de si-
rios en su localidad. En Estambul, el
descontento ha llegado a degenerar
en turbas contra comercios y vecinos
sirios, lo que se cree que contribuyó
a la victoria opositora en la alcaldía.
Ante este escenario, la Administra-
ción de Recep Tayyip Erdogan tomó
cartas en el asunto. El 22 de julio pa-
sado, la delegación del Gobierno en
Estambul dio a los sirios un mes de
plazo para regresar a las provincias
de asignación o registrarse. Pero, en-

tretanto, los controles de identifica-
ción de extranjeros se intensificaron.
Autobuses empezaron a aparecer en
barrios frecuentados por sirios, de
donde salían abarrotados de perso-
nas. El Ministerio del Interior confir-
mó cerca de 6.000 arrestos. Algunos
de los buses con detenidos, denun-
ciaron varias ONG escandalizadas,
tenían por destino Siria.
«Esta cuestión sólo atañe a la in-
migración irregular e ilegal», senten-
ció el 28 de julio pasado el ministro
del Interior, Süleyman Soylu. «Está
fuera de sitio y es inaceptable que los
sirios bajo protección temporal, ex-
tranjeros a quienes se ha garantiza-
do un estatus de amparo internacio-
nal y tienen permisos de residencia
en nuestro país, sean deportados».
Según Soylu, los «deportados» han
sido sirios que «voluntariamente han
querido regresar a Siria». Algo que
los mismos deportados rebaten
«Turquía alega que ayuda a los
sirios a regresar voluntariamente a
su país, pero amenazar con ence-
rrarlos hasta que acepten regresar,
forzándoles a firmar ciertos formu-
larios, y lanzándolos a zona de gue-
rra ni es voluntario ni es legal», afir-
ma Gerry Simpson, director asocia-
do de Emergencias de Human
Rights Watch.

LLUÍS MIQUEL HURTADO TEHERÁN
Tanto se está prolongando la agonía
de Siria que la ciudad donde ayer y
hoy se negocia su conclusión ha te-
nido tiempo de cambiar de nombre:
ya no es Astana, sino Nursultan. Re-
presentantes de Rusia, Irán y Tur-
quía, junto con enviados de varios
países árabes invitados en esta oca-

sión, se reunieron en la renombrada
capital kazaja para abordar la situa-
ción en la provincia de Idlib, el últi-
mo bastión opositor, objeto de una
gran ofensiva oficialista. Con motivo
del encuentro, el Gobierno sirio
anunció un acuerdo «condicional» a
un alto el fuego en la citada región.
El cese de hostilidades sería a partir

de la noche de ayer y está condicio-
nado a que «se aplique» el pacto de
Sochi, «que estipula el retroceso de
los terroristas a 20 kilómetros de la
línea de la zona de distensión en
Idlib y la retirada de armas pesadas
y medias», informó la agencia Sana.
Según el grupo de rescate Cascos
Blancos, 835 civiles han muerto y
más de 3.400 han resultado heridos
desde el 26 de abril pasado, cuando
comenzó la última intentona de las
fuerzas leales al Gobierno de tomar
Idlib. Damasco denunció que algu-
nas de los grupos opositores, particu-
larmente la Organización para la he-
gemónica Conquista del Levante
–próxima a Al Qaeda– no respetaban
los términos de la tregua firmada en
2018 en Nursultan. Los alzados ata-
caron la provincia de Lataquía.
En respuesta, la aviación siria y
rusa, apoyada por el ejército sirio, lle-
van desde hace semanas castigando
zonas residenciales e instalaciones
médicas, según denuncian numero-

sas ONG. Ayer, el secretario general
de la ONU, António Guterres, orde-
nó la apertura de una investigación
sobre lo ocurrido «en el noroeste de
Siria desde la firma del Memorando

de Estabilización de la Situación en
el área de Idlib». En particular, sobre
la destrucción de instalaciones vin-
culadas a la ONU en la zona.
La mesa de Astana es controverti-
da. Ante los fútiles intentos de la
ONU para pacificar la guerra siria,
Moscú enroló a Irán –apoyo del Go-
bierno sirio– y Turquía –respaldo
opositor pero orientada a Rusia– en
un intento de pactar entre ellos los
términos de la finalización del con-
flicto. Se suman una delegación del
Gobierno sirio y otra de la oposición
en el exilio. A su vez, esta edición
cuenta por primera vez con repre-
sentantes de Líbano e Irak, así como
de Jordania, para dar dimensión re-
gional al proceso.
Con la oposición en pleno declive
pero con un caos persistente, el obje-
tivo del Kremlin es avanzar en su
plan para establecer un comité cons-
titucional. Su misión es reformar la
administración, incluyendo a oposi-
tores, sin descabezar el régimen.

Siria anuncia un


alto el fuego en


la región de Idlib


Rusia, Irán y Turquía abordan el caos en el


bastión opositor durante una nueva cumbre


Retorno forzoso de refugiados sirios en Turquía


Ankara deporta a cientos de huidos del conflicto en pleno auge del sentimiento antiinmigrante en la sociedad


Refugiados sirios deportados hacen fila para registrarse en su ingreso a Siria, en el cruce fronterizo de Bab al Hawa, entre Turquía y la provincia de Idlib. AAREF WATAD / AFP


Ankara no condena los
bombardeos. Turquía ha
moderado sus críticas hacia los
ataques en Idlib, al la vez que
redobla la expresión de sus
intenciones de penetrar en todo
el territorio norte de Siria.

Abrir un corredor en zona
kurda y árabe. El Ejército
turco quiere crear un pasillo en
el área controlada por milicias
kurdas y árabes, respaldadas
por la coalición internacional
que lidera EEUU. / LL. M. H.

LA AMBICIÓN TURCA


60%


De ciudadanos
turcos. Rechaza la
presencia de sirios
en su localidad,
según datos de un
sondeo reciente.
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