El Mundo - 29.07.2019

(Barry) #1
EL MUNDO. LUNES 29
JULIO DE 2019

D E V E R A N O


E N P O R TA DA HOJA Nº^23


suplicó por su vida,
petición inútil que se
repetiría varias veces a lo
largo de los siguientes
minutos, y fue ultimado a
tiros por Watson.
Dentro de la casa, el
primero en morir fue Jay
Sebring. Trató de arrebatar
un arma y recibió por ello
decenas de cuchilladas.
Ataron el cadáver a Sharon
Tate, pasando la soga a
ambos por el cuello y
tendiéndola de una viga.
Susan Atkins vagó por la
casa y, al verla, Abigail
Folger, que leía tendida en
una cama, la saludó porque
creyó que se trataba de otra
amiga de Sharon Tate
recién incorporada a la
velada. Cosida a puñaladas,
Abigail intentó huir y pudo
llegar a la piscina, donde
cayó muerta. También lo
intentó Frykowski, que
dormitaba en un sillón y
tuvo un despertar horrible.
Rajado de arriba abajo,
salió al exterior, donde se
encontró con Linda
Kasabian, que permaneció
fuera en tareas de
vigilancia. Resignado,
exhausto, Frykowski se
dejó caer y murió. Sólo
quedaba Sharon.
Cuando Susan Atkins se
le encaró, Sharon imploró
por su hijo. Pidió que la
mantuvieran secuestrada
unos días, hasta que él
naciera, y que la mataran
después. No fue
escuchada. Susan Atkins le
propinó 16 puñaladas y
después escribió en una
pared la palabra Pig con su
sangre: «Cerdo».
A la mañana siguiente,
ese barrio residencial,
habitado por los ricos y
famosos de Hollywood, fue
despertado por los chillidos
desgarradores de Winifred
Chapman, el ama de llaves
de los Polanski. Los
asesinos serían capturados
en las semanas siguientes y
llevados a un juicio que
atrajo la atención mundial
y estableció, con los
interrogatorios, el relato de
los crímenes. Pero nada
volvió a ser igual en
Hollywood, donde fue
inoculado el veneno del
miedo. No quedó una flor
prendida del pelo.

aparecería escrito con
sangre en la nevera. Por
último, Manson, fracasado
ya como aspirante a
músico, desarrolló un
resentimiento contra esa
industria, la del show
business. Y, en particular,
contra Terry Melcher, un
exitoso productor musical,
hijo de Doris Day, que
rechazó a Manson como
músico y le recomendó
que desistiera.
Este hecho, por un
fatalismo casual, condenó
a muerte a Sharon Tate y
sus amigos. Porque la casa
del 10.050 de Cielo Drive
era la que había ocupado
Terry Melcher antes de
que la alquilaran Sharon
Tate y Roman Polanski. En
la espantosa noche del
asesinato colectivo, el
objetivo era la casa en sí
por tratarse de la de
Melcher y, por añadidura,
cualquiera que estuviera
dentro. Manson no estuvo
presente en Cielo Drive
junto a sus heraldos de la


muerte. Pero Sharon Tate
lo vio días antes, cuando
Manson acudió a la casa
buscando a Melcher y un
fotógrafo, Shahrukh
Hatani, tuvo que plantarle
cara por la actitud,
cargada de brutalidad,
que asustó a la actriz
embarazada de nueve
meses. Sería
enterrada
en el cementerio
Holly Cross de
Culver City con su
hijo no nacido en
los brazos.
Sharon Tate,
nacida en el 43,
fue hija de un
coronel del
ejército
americano, lo cual la
condenó a una vida
errante, entre un destino
militar y otro, sin poder
cuajar amistades
duraderas. Destacó pronto
en algunos concursos de
belleza e hizo pruebas de
cámara, sin éxito, para
directores como Peckinpah

MAÑANA


y producciones como
Sonrisas y lágrimas.
La gran oportunidad le
llegó cuando fue incluida,
junto a Deborah Kerr y
David Niven, en la
expedición de rodaje a
Londres de Eye Of The
Devil. El Swinging London,
en cuyas fiestas y clubes se

sumergió, le cambió la
vida. Para empezar, porque
allí conoció a Roman
Polanski, quien le ofreció
un papel en El baile de los
vampiros y con quien
empezó una relación que
acabaría en matrimonio.
En Londres, Sharon Tate
también tuvo algunos

Condenadas a
muerte. Leslie
Van Houten,
Patricia
Krenwinkel y
Susan Atkins,
las tres mujeres
sentenciadas por
los asesinatos.
CORDON PRESS

LOS CRÍMENES DE JARABO


ingenuos escarceos con la
wicca, un culto relacionado
con la brujería que le
permitió aportar ideas para
la película de Polanski
La semilla del diablo y que,
una vez cometido su
asesinato, tuvo la culpa de
que se dispararan falsos
rumores acerca de que el
baño de sangre
había ocurrido
porque a los
muertos se les fue
de las manos un
rito satánico
convocado por Tate
y en el transcurso
del cual el bebé le
fue extraído del
vientre. Todo
mentira.
El día de su muerte, 9 de
agosto de 1969, Sharon
Tate cenó en el restaurante
El Coyote con algunos
amigos que le hacían
compañía porque Roman
Polanski estaba de viaje en
Londres. Estaban Jay
Sebring, un estilista de
estrellas, ex de Sharon.

Wojciech Frykowski,
escritor polaco, proveedor
de drogas para las fiestas
de Hollywood, amigo
íntimo de Roman. Y
Abigail Folger, una
heredera cafetera que
estaba en relaciones con
Frykowski. Hacia las
22:30, todo el grupo
decidió continuar la velada
en la casa de Cielo Drive.
El primero en morir, sin
embargo, no fue ninguno
de ellos. Sino un joven de
18 años llamado Steven
Parent, recién graduado en
la Arroyo High School, que
salía con su coche de
visitar a William
Garretson, el guardés de la
finca que vivía en una casa
contigua y que fue el
primer sospechoso para la
policía. Steven murió por
una cuestión de segundos.
Se topó mientras salía
con el grupo de asalto,
compuesto por Susan
Atkins, Tex Watson,
Patricia Krenwinkel y
Linda Kasabian. Steven

SHARON TATE IMPLORÓ POR


SU HIJO, PIDIÓ QUE LA SECUES-


TRARAN HASTA QUE NACIERA


EL BEBÉ Y LUEGO LA MATARAN.


LE PROPINARON 16 PUÑALADAS


La víctima.
Sharon Tate,
asesinada por los
seguidores de
Manson, en una
imagen junto a
su marido,
Roman Polanski,
en 1965.
CORDON PRESS
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