MAGAZINE Martes 30 de Julio de 2019 EL FINANCIERO 25
REFLECTOR
“EL AMOR TAMBIÉN MUERE
Pronosticar en esta Liga está
considerado como actividad de
alto riesgo, por lo que el ejerci-
cio más justo es darle su debida
dimensión a la victoria de Chi-
vas frente al campeón.
Decir que nada debe opacarla
es un buen inicio, ni siquiera el
bochornoso espectáculo ofre-
cido por Tomás Boy y André-
Pierre Gignac. El primero
reclamando un lugar que cree
merecer en la historia de Tigres,
y el segundo que, nada extraño,
reacciona mal ante la derrota.
Y no debe opacarla porque to-
mando en cuenta los alcances
del adversario, el plantel con el
que cuenta y el técnico que lo di-
rige, vencerle es meritorio, más
cuando lo haces con una cuota
considerable de futbol.
Chivas no sólo ganó, sino que
mostró buen futbol; está claro
que no le pasó por encima ni
mucho menos, pero hubo ciertos
avances en la colectividad, el
manejo de partido y, sobre todo,
de las emociones, porque si de
algo había carecido este equipo
además de nivel futbolístico, era
de carácter, de garra, de poder
demostrar que corre sangre por
las venas, y no hablo de retarse
a golpes ni de ponerse bravu-
cón, sino de jugar cada pelota
como si fuera la que definiera el
resultado.
Muy pronto para sacar ma-
tracas y establecer un diagnós-
tico, ya que el padecimiento
rojiblanco ha sido profundo y
prolongado.
Chivas juega en el mundo
donde todo es posible, por lo
que la historia es mejor opción
que el pronóstico.
¡He dicho!
hombre mata lo que ama”. Es una
frase quizás extrema, pero en oca-
siones el amor lleva a la posesividad,
a la inseguridad y al deseo de que el
otro se comporte no como es, sino
como lo fabulamos. Estos desen-
cuentros convierten al amor en el
más maravilloso de los problemas: en
una especie de Guerra Fría.
El conflicto ideológico entre capi-
talismo y socialismo trajo consigo
una ola esquizofrénica que derivó
en espionajes y extremismos, algo
que también sucede en el amor
cuando los amantes quieren impo-
ner sus propias verdades...
Yo viví en Berlín de 1981 a 1984,
cuando la ciudad estaba dividida por
el muro. Pronto entendí que esa divi-
sión geopolítica tenía una correspon-
dencia en las relaciones humanas.
Muchas veces construimos muros
entre nosotros y, en ocasiones, al
interior de nosotros. En mi obra, el
contexto social también halla su
expresión en las almas de los prota-
gonistas, que están en una Guerra
Fría amorosa, tratando de quererse
y no sabiendo hacerlo del todo. A
punto de destruirse o autodestruir-
se. Y atrapados en las drogas, que
también crean muros internos.
¿Qué hay de la separación?
Cuando la relación ya no tiene
más sentido, la separación puede ser
un acto amoroso. Dependiendo de
las neurosis y las personalidades, el
amor puede ser una extraordinaria
oportunidad de sufrimiento y, en
ocasiones, de engancharte con una
persona que estimula las partes más
negativas de ti. A veces buscamos
al otro para constatar defectos de la
condición humana.
¿Hasta qué punto existen el bien
y el mal en el amor?
Las pulsiones más extremas del
bien y del mal pueden coexistir en
una misma persona. En ocasiones,
queriendo mucho a alguien, le haces
mucho daño. Es como si quisieras
que una planta creciera sana y, para
ello, le arrojaras una cubeta llena de
agua: probablemente la destruirías.
El amor también muere por exceso.
¿Por qué Lou Reed?
Mis personajes llegan a Alema-
nia inspirados por Berlin, uno de los
discos más desoladores de Lou Reed.
Se trata de una historia de amor muy
destructiva en la que a una mujer
adicta a las drogas le quitan a su hijo,
se prostituye y muere por sobredo-
sis: es la cultura dark en su condición
más abismal. Fue un álbum con
muy poco éxito comercial, pero que
pronto se convirtió en obra de culto.
De algún modo, Lou Reed fue el gran
esteta de la destrucción, pero logró
de manera sorprendente que la des-
trucción fracasara en su vida. Sus
fans esperaban que se inmolara en
escena; se decepcionaban de que no
muriera de una sobredosis y por fin
perteneciera al Club de los 27. Pero él
fue más sabio: se asomó al abismo,
caminó por el lado salvaje de la vida
y siguió adelante. Esa es la moral que
recogen mis personajes: cortejan la
destrucción, se enfrentan a la ani-
quilación y, al final, buscan oportuni-
dades para que ésta fracase. Es una
manera extraña de ser optimista,
pero muchas veces basta evitar la
destrucción para afirmar la vida.
¿El amor puede también ser una
forma de la toxicomanía?
El ser humano siempre ha tenido
tendencia a depender de algo. Las
drogas abren ventanas de percep-
ción extraordinarias y demuestran
que la capacidad humana para
entender la realidad es muy limitada.
Sin embargo, también pueden do-
minar y aniquilar. Como el amor. Es
mucho más difícil ser moderado que
ser abstemio, porque el abstemio no
conoce el placer; en cambio, el mode-
rado lo prueba y lo contiene. El gran
desafío de la civilización es poder
coexistir con los placeres sin pasar
necesariamente por la destrucción.
En La Guerra Fría hay una relación
muy tóxica en varios sentidos. Por
un lado, está la incapacidad de los
personajes de canalizar sus afectos,
y por otro, la toxicomanía de las dro-
gas, que brindan un alivio pasajero al
tiempo que son una condena fatal. Es
una obra que ingresa en una espiral
muy punk, que puede expresarse
musical y emotivamente sin impor-
tar el tiempo en que se presente.
Porque la condición punk de las rela-
ciones humanas sigue vigente.
ACUDA
La Guerra Fría
OBRA DE TEATRO
Se presenta en la Sala 4 del Museo
Tamayo, CDMX. Funciones: Sábados
y domingos, 18:00 horas. Hasta el 8 de
septiembre. Entrada: 320 pesos.
POR EXCESO”
En sus funciones como editora
invitada de Vogue, la duquesa de
Sussex, Meghan Markle, eligió a la
actriz veracruzana, junto con otras
14 mujeres, para aparecer en la por-
tada de la edición británica de esta
prestigiada revista de moda, que se
publicará el viernes.^ Redacción
ICONO
Salma Hayek es elegida
por la realeza británica
FOTOGRAFÍAS: VÍCTOR BENÍTEZ