RELATOS DE PAPANTLA I

(Lucía Laura Muñoz Corona) #1

y ella se sentía la reina del baile ya que era muy conocida, y hasta le
dedicaban canciones a su nombre.


Yo siendo muy joven la conocí porque vivía por mi barrio, yo vivía cerca
de la pochota o de la ceiba y las familias cercanas cuando comenzaba el
baile iban a ver como bailaban a temprana hora, mi mamá y vecinas iban,
y yo seguía a mi mamá.


La “onza” era una señora regordeta, se maquillaba mucho, su pelo
ondulado natural, era muy esponjoso, era atractiva y alegre, esta señora
llegó a ser famosa por su temperamento, ya que no permitía que se le
faltara al respeto. Se cuenta que alguna vez un hombre le dijo: oye “onza
vamos a bailar,” ella se molestó tanto que se levantó de su asiento y le
dio un bofetón que lo derribó al suelo y le dijo: me llamo Facunda Cortez
para tu conocimiento y no “onza”, se cuenta que bailaron con jóvenes en
aquellos tiempos señores “respetables”.


En ocasiones asistía la onza a los fandangos que se hacían con todas sus
muchachas, y si por alguna razón no había baile en la explanada de la
Escuela Trejo, había en el pozo de la cruz, pero allí estaba otra señora que
se llama Imelda Hernández Atzin alias “la torda”; esta señora era de tez
muy morena, era la que reinaba en los fandangos del Pozo de la Cruz, así
que entre ellas existía pugna y siempre se estaban echando de “habladas”.
En una ocasión, se dice que llegó la onza al fandango del Pozo de la Cruz,
salió al paso la torda y le dijo ¿cuánto material rodante traes?-, contestó
la “onza”- pues ya ves traigo aquí diez, viendo que la torda tenía cuatro
o cinco muchachas, entonces la onza dijo- ya basta de habladas vamos a
pelear haber quien gana, pero entonces la torda dio un chifl ido y salieron
de las casitas cercanas como quince o veinte mujeres, entonces la onza
dijo “ahora tienes tu más que yo, y así no se vale, vamos a darnos tú y yo y
que gane la mejor pero que no se meta nadie, y se agarraron las dos a pelear
a jalones de cabellos, cachetadas, manazos y de esa pelea quedó ganadora
“la onza”, había unos bebederos de caballo en ese entonces y ahí quedó la
torda con la cabeza dentro de los bebederos, el fandango siguió su curso.
En otra ocasión andaba bailando “la onza” con un paisano, traía una falda
de recogido, como era gordita se veía pompuda, su falda le quedaba como
pabellón, tal vez un amigo de ella le alzaba un poco la falda alrededor para

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