karawanzine

(karawanzine poeticopX_bn9) #1

No conocía a nadie, así que dejó el piso en manos de In-
mobarrio, que así se llamaba la inmobiliaria sabuesa. A
los pocos meses, pasé por mi antiguo edificio para sa-
ludar a Juan, el portero. “800 euros están pagando unos
chavales por el piso donde vivías”, me contó. 300 euros
por cada habitación grande, 200 por la pequeña don-
de yo trabajaba (que apenas tendría siete metros cua-
drados). Habían casi duplicado el precio en cuestión de
semanas. Y los jóvenes entrepreneurs que vivían ahora
estaban encantados. ¡Habían encontrado un chollo!,
aseguraban. Tenían el taller a apenas dos calles y pa-
gaban por el piso la mitad que en el centro de Madrid.


Desde entonces han pasado cuatro años. Tras los artis-
tas llegaron los actores, los directores y los productores
de cine. Después las constructoras y las inmobiliarias.
Pisos nuevos a partir de 500.000 euros. Alquileres en-
tre 800 y 1.500 euros. También llegó, aunque a menor
escala, Airbnb y su turistificación. Y los apartamentos
de lujo para estudiantes con posibles.


“Hay vida al otro lado del río”, rezaban unos llamativos
carteles al llegar a Madrid por la A1 y la A6 en 2019. Em-
pezaron a multiplicarse las noticias que incitaban a la
gente del centro a mudarse a Carabanchel. ¿Conoces
las ventajas de vivir en Carabanchel? / Carabanchel, un
distrito con muchas razones para vivir en él.


Y así, poco a poco, se fue generando un caldo de culti-
vo que ha derivado en lo que hoy tenemos. La vivienda
más barata que ofrece Idealista a 7 de febrero en todo
el distrito es un pequeño bajo en Carabanchel Alto con
una sola habitación por 600 euros al mes. Si por casua-
lidad quieres un piso de tres habitaciones, como aquel
que alquilé en 2015, tienes que pagar mínimo 900 eu-
ros. Con suerte, encontrarás en esas condiciones un
cuarto sin ascensor.
Pero la gente que sigue llegando al barrio sí puede pa-
garlo. Y está encantada. Modernos y bohemios, clase
media (de la de verdad) al fin y al cabo. Además, están
trayendo, e imponiendo, su forma de entender la ciu-
dad. Gastrobares y ultramarinos, con la caña a 3 euros
y la copa a 8 están empezando a multiplicarse, sobre
todo por la zona del Tercio Terol. Y de tapa unas patati-
tas o unas aceitunas. Pero con un aire muy glamuroso.
A su vez, muchos de estos nuevos vecinos sienten cier-
to rechazo hacia los bares y comercios de toda la vida,
aquellos que abrieron en los 80’, e incluso antes, y que
hoy regentan con cercanía y buen trato vecinos y veci-
nas que a duras penas pueden ya ganarse la vida.
Y no es que los rechacen por aversión, que también,
sino porque para qué van a ir a esos comercios si pue-
den comprar su ropa en Zalando, su cena en Globo,
su leche en Alcampo o cualquiercosaqueselesocu-
rraaunquenolanecesiten en Amazon. ¿Para qué van a
ir a tratar con el ferretero, la cortinera o el panadero si
tienen todo a golpe de click y sin salir de casa?
Ese egoísmo y esa comodidad está matando al barrio y
a quienes durante décadas trabajaron duro por poner-
lo en pie. Hoy las calles están desangeladas. Cada vez
hay más locales cerrados. Cada vez más carteles maldi-
tos ofreciendo convertir esos locales en infraviviendas
que luego se alquilarán a 700 euros al mes.

David Val OPINIÓN

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