‟Escribir sobre algo que queremos no siempre es fácil, lo más difícil es encontrar
las palabras para hacerlo”
CAPÍTULO 4
SOBRE EL SOL
Recuerdo cuando mi mundo era un planeta errante.
Dando vueltas por la inmensidad infinita del vacío, no
existían los días ahí, solo noches frías. Hasta ese
momento inesperado que lo cambió todo. Mi planeta,
mi luna y yo quedamos atrapados por la gravedad de
una estrella.
Recuerdo con los ojos cerrados los primeros rayos del
amanecer tocando su rostro, fue algo mágico que jamás
podré olvidar. Creo que al abrirlos vi un largo hilo rojo
atado a ambos, como esa leyenda sobre la que una vez leí en
uno de mis libros.
Nada más fue un momento, pero... ¡Juro que ahí estaba! No supe que significaba
entonces, ahora considero que estábamos destinados a encontrarnos.
Un amanecer dio paso a otro. Así comenzaron mis días.
Luego de un tiempo pensaba conocer al sol, pero. ¿Realmente era de esta forma?
Como mi luna, supongo que todos tenemos dos caras, ¡incluso él! Una que
mostramos al mundo, otra que únicamente algunos pocos conocen.
Tengo aún presente el momento gris en el que su brillo disminuyó y se comenzó a
enfriar, entonces lo vi tal cual era. Me sorprendió, ¡saben! no solamente es alegre,
divertido, algo loco, impredecible y no le importa lo que opinen los demás, sino
que hace las cosas que ama porque sí, ¡es como un niño! Pero es mucho más,
sencillo, amable, dulce, con un gran corazón.