EUMARIA

(AV) #1

—¡Al diablo con ustedes! —Sacó la pistola de su sudadera y les
apuntó con el arma—. ¡Colóquense contra la pared!


—¡Ey, ey, ey! ¡Tranquila! ¡¿Qué haces?! —preguntó Morgan, con su
pecho y las manos pegadas al muro.
—¡Pensé que nos ayudarías! —protestó Samuel, aterrado. Él
también apoyó las manos contra la pared.


Esmeralda ni siquiera se dignó a responder. Simplemente se acercó a
los chicos y comenzó a palpar sus cuerpos, queriendo asegurarse de que no
tuvieran algún tipo de rastreador. Ambos se sonrojaron cuando ella empezó
a revisar sus entrepiernas.


—Eeh ¿Esto es necesario? —preguntó Sam, con la cara roja de
vergüenza.
—Sí lo es. Están limpios —contestó ella, apartándose de los dos.
Luego añadió—: Morgan, no sé qué carajos pasa contigo, pero tarde o
temprano tendrás que decir la verdad... Acompáñenme.


Ella caminó en dirección a una puerta que conducía al interior de la
fábrica.


—¡Espera! ¿Qu... Qué haremos con los policías que están en la
valijera? —preguntó Morgan.


—¡Ah!... Casi lo olvido.
Después de decir esas palabras, Esmeralda le arrebató las llaves a
Sam y abrió rápidamente la cajuela del vehículo. Allí yacían todavía
inconscientes los dos oficiales. Ella volvió a sacar la pistola eléctrica.
Calibró el arma a su máxima potencia y apuntó hacia uno de ellos. Morgan
exclamó asustado al ver eso.


—¡Espera! ¡¿Qué es lo que vas a ha...
Los chicos vieron cómo un destello plasmático de luz azul emergía
desde el interior de la valijera. Inmediatamente un olor a carne quemada
llenó todo el garaje.
—¡¡¿Qué hiciste?!! —gritó Sam, tapándose la boca y denotando
horror en sus ojos.


En ese instante vieron otro destello.
—Listo. Ya me encargué de ellos. Me desharé de los cuerpos en otro
momento —comentó Esmeralda, cerrando la cajuela.

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