entendían lo que estaban haciendo.
››Aunque no los culpo; yo intencionalmente hacía que solo se
limitaran a construir ciertos segmentos, luego los despedía y los
reemplazaba por otros arquitectos. Lo hice con el fin de que nadie
descubriera sobre el proyecto.
El Raxán presionó otro botón de su pulsera y la puerta se abrió.
Entraron a una cabina metálica de tres metros cuadrados. Él prosiguió.
—No se sorprendan si sienten que nos movemos horizontalmente.
Esta cabina no se desplaza hacia arriba o hacia abajo, pues no es un
ascensor. De hecho, estamos dentro de una cámara con ruedas que se
desliza a través de rieles subterráneos.
››Ahora mismo nos transportamos a través de un túnel y estamos
yendo rumbo al edificio de la SCG. Nos movemos a doscientos kilómetros
por hora. La Sede Central se encuentra a unos cinco kilómetros. Listo, ya
llegamos.
Las puertas se abrieron y ellos ingresaron a otra cabina, la cual sí se
movía verticalmente.
—Este es un elevador secreto al que solamente yo tengo acceso —
dijo el Raxán llevando ambas manos a su cara y acomodando brevemente
su ojo parchado.
Esmeralda y Samuel desviaron la mirada cuando se percataron de
que se estaba tocando bajo el parche. Morgan se limitó a mirarlo por el
rabillo del ojo, deduciendo lo que hacía. Boldort siguió explicando.
—Con este ascensor me transporto desde el subsuelo hasta mi
oficina en el piso treinta y siete. Nadie, absolutamente nadie, sabe de su
existencia.
Todos escucharon un pitido corto.
—Listo. Llegamos.
Las puertas del elevador se abrieron, sin embargo, al otro lado se
encontraba una pared sellada de color marrón. Samuel la palpó y dijo: ¿esta
textura es... madera?
—Efectivamente. —El Raxán tocó otro botón de su reloj y la pared
de madera se dividió en dos—. Supuestamente es un estante de libros, pero
en realidad es la entrada secreta a mi oficina.