Una vez que Caluti tomó asiento, el emperador Dorgan comenzó a
hablar.
—Muy bien, señores. Ahora que todos los pilares están presentes,
podemos dar inicio a la quincuagésima reunión anual de la isla Paronia. En
esta ocasión, el tema a tratar será la viabilidad del proyecto presentado por
mi tío Boldort hace unos años.
››Dicho plan consiste en la construcción de una máquina de
producción de alimentos en masa. —El emperador suspiró reposando los
codos sobre la mesa y juntando ambas manos—. Verán, mi mayor
preocupación es la desigualdad que existe entre las regiones del noroeste y
las que se encuentran aquí en el sur.
¿A quién quiere engañar este idiota? ¿Ahora finge preocuparse por
los habitantes del noroeste con esas falsas palabras empáticas?, pensó
Caluti cuando oyó eso.
El líder continuó hablando.
—Como todos saben, esas regiones lastimosamente quedaron
desoladas hace dos siglos por causa de una brutal hambruna, de la cual
hasta el día de hoy no han podido recuperarse. Eso fue lo que mi
excelentísimo padre Ferrus Raxán me relató antes de morir.
››Esta triste realidad solo puede significar una cosa, dama y
caballeros; significa que durante todos estos años no hemos estado haciendo
un buen trabajo para el bienestar del pueblo eumario.
Todos los pilares se mantenían callados, con los rostros serios y
fingiendo sentirse culpables. Caluti se ponía cada vez más nervioso.
¿Qué porquería está diciendo esta basura? ¿Acaso no sabe acerca
de la masacre de hace doscientos años? ¿Acaso ignora el hecho de que los
pigmentados fueron intencionalmente discriminados y desamparados por
todos los emperadores?, se decía Caluti.
Boldort lo observaba mientras tocaba el parche de su ojo izquierdo.
Dorgan prosiguió.
—Sé que apenas llevo cinco años en el poder, y quizás me falta
experiencia, pero tengo la seguridad de que juntos podremos hacer que
Eumaria sea un mejor lugar. Sé que lograremos acabar con todas las
injusticias de esta hermosa nación.