—¡¡Muereeeeee!! —gritó Kun disponiéndose a estirar con todas sus
fuerzas las extremidades del limario para arrancárselas.
Morgan, desesperado, se resistió utilizando también toda su energía.
Ninguno de los dos cedía, y sus rostros se volvieron rojos por causa del
esfuerzo descomunal que ejercían el uno contra el otro, tanto que incluso las
venas de ambos se remarcaban.
—¡Si crees que me ganarás!... —Kun aumentó cada vez más la
presión a sus brazos—. ¡¡Estás muy equivocado!!
—¡Lo mismo digo! —respondió Morgan con firmeza.
El limario tuvo un plan en ese instante; este aflojó abruptamente el
brazo derecho para que Kun pudiera arrancárselo. Morgan sintió de
inmediato cómo el miembro superior se le desprendía del cuerpo.
—¡Pero!... ¿¡Qué es lo que... —Alcanzó a decir el pelirrojo muy
sorprendido.
Una vez que su extremidad se desmembró completamente, Kun
perdió el equilibrio y se tambaleó. Entonces Morgan aprovechó ese instante
para voltear a gran velocidad, y en ese milésimo de segundo sus miradas se
cruzaron.
El limario dibujó una mueca burlona con una mezcla de dolor en su
rostro, eso mientras veía su sangre flotando en el aire y su brazo siendo
desplazado a unos metros. Kun lo miraba desconcertado, este, mientras
caía, concluyó dentro de sí.
¡Demonios!... ¡Estoy demasiado expuesto!... ¡Me matará!
Morgan rápidamente lo agarró del cuello con la mano izquierda.
Para cuando hizo eso, ya se le había regenerado la mitad del otro brazo.
Kun respiraba con dificultad, intentando romper con sus manos la muñeca
de Morgan, pero al pelirrojo ya no le quedaban fuerzas.
¿Q-Quién demonios es este sujeto? Él es... mucho más fuerte que
yo, pensó finalmente.
El brazo desmembrado había caído a unos metros, petrificándose
por completo hasta volverse ceniza, para luego esfumarse con el viento.
—Kun... —Morgan lo soltó y lo dejó caer al suelo—. Te llamas
Kun, ¿verdad?